Cuando viene, viene como una tormenta... yo corro para cubrirme, cubrirme no sé con qué. Voy rodando como un chiquillo que busca despesperado el regazo de su madre. Ella, la tormenta que es ella, detrás lanza brillantes rayos, jugando con la luz del día o la oscuridad de la noche....
me baña en su lluvia y no sé si sentirme triste o feliz...
Solo sé que quiero que me pongan otro trago,
esperaré a que vuelva de nuevo, y esta vez, juro ser yo quien la persiga a ella... Un trago más, esperaré a que vuelva a aparecer, y seré yo quen la persiga hasta un lugar cálido y placido.
Le preguntaré si le parece bien que nos estiremos en una playa, que miremos las estrellas, las desgranemos y olvidemos por cada una de ellas, cada uno de nuestros problemas. La perseguiré en la negrura, bailaré para ella, y a cambio me tallará bellas montañas escarpadas. Le bailaré y me enviará cartas desde el cielo, llenas de letras que van a servir para reírnos juntos...
Sólo aparece una vez más... nada me importa tanto en este momento....
Aparece una vez más, y por fin voy a ser yo quien te persiga hasta lo más hondo de mi propia espesura... o de tu claridad... aparece una última vez más, un último trago...
Al final, ni tú eres un sol, ni yo soy una tormenta.
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