Friday, April 25, 2014

Cuando todo es pequeño

Hay días en los que te levantas, y todo parece mucho más pequeño… tanto que puedes abarcar el mundo entero, para lo bueno y para lo malo.   Ves todo tan minúsculo, que te sientes muy solo. Tu propia vida, puedes apretar entre tus manos tu propia vida. Tus propios sueños. También los ves pequeños. Tus propias ilusiones. No sientes, en ese momento tristeza. Es demasiado nimio todo para sentir tal sensación.

También es bello, sentir como tus propias memorias son pequeñitas. Los anhelos de la gente que conoces, también los ves poca cosa. Sus aspiraciones, sus metas. Tu voluntad, la suya. Los objetivos, los propósitos. También las frustraciones, los miedos, temores…  todas esas cosas que tiene la vida… se ven insignificantes…

Hoy me siento así. No estoy triste, tampoco contento. Ni siquiera me siento indiferente. Sé que todo habrá desaparecido, o que va a desaparecer, o que ha desaparecido. Incluso el tiempo deja de importar. Y tratando de encontrar el significado doy con lo de siempre: Una carcajada de no sé quién.

Nadie me está faltando el respeto, cuando siento que la vida es pequeña. Pero la carcajada que golpea mis paredes más profundas amortiguadamente, sigue estando demasiado lejos. ¿Quién la profiere? No lo sé.


Pero es hermoso de tan delicado todo. Y pensar que mañana no vamos a estar aquí, ya no me estremece. 
En días como hoy no me estremece la muerte. Si muero, mis compañeros de trabajo seguirán igual. Mi familia saldrá adelante. Las chicas a las que he querido alguna vez, se acordarán de algo relacionado conmigo.  No sé, nadie habrá estado por encima de mí, ni tampoco por debajo. Todos sufrimos la misma condena, y si pasa como hoy, en que incluso el tiempo deja de importar, hay poco que hacer como humano. Solo querer fundirse, formar parte de un par o tres de cosas, pero liberarse de la entidad como sujeto. Lo noto, no me preguntes porqué pero hoy o noto. Solo quiero observar y ser a la vez, parte del paisaje. 
Eximirme de juicios y prejuicios, de opiniones y de razón. Ser sólo varios bastiones. Simples bastiones. Aquí caben todas las cosas, porque todas son muy pequeñas… tanto que incluso me apetece a mi mismo soltar aquella carcajada… aquella carcajada que escucho cuando noto que todo es muy pequeño. 

Wednesday, April 16, 2014

Cienfuegos

De entre el ruido que has querido hacer, de entre las palizas que me has querido dar, de entre los juegos a los que me has invitado a jugar…
De entre las caricias que me has denegado, de entre todos los pensamientos cargados de ilusión que me has destripado, de entre todo aquél manto de tranquilidad que levantaste porque con aquello no te conformabas… Has ido muy rápido otra vez…
Me acuerdo de cuando me pediste paciencia. Me acuerdo bien. Para mí eso nunca supuso un problema. Para ti parece que sí.
Da igual. Si lo que querías era hacerme sentir mal, lo has conseguido. Si lo que querías era que te persiguiera pasada la meta, lo has conseguido. Pero ya se ha acabado… No tengo tanta alma como crees. Y mi paciencia, quizás no la merezcas.
Es una pena, no tengo problema en reconocerlo. El paso de los años tiene estas cosas. Que te importa menos reconocer las derrotas.

Ahora vienen días extraños, extraños porque siempre es extraño volver a casa, a lo de siempre… pero me manejo bien entre esas cuatro paredes. Podría odiarte, incluso parecía que era lo que desabas, que fuera un verdadero hijo de puta. 

Monday, April 14, 2014

Antes de ragoo

Domingo por la mañana, te limpias la mierda después de haber trabajado duro. Es la vuelta a la oficina el día antes. Tienes que atender llamadas y tratar de mantenerte ocupado, tienes que correr por una vasta llanura cabeceando a tus rivales, que son tus amigos. Hace sol, tratas de entender qué es lo que ha ido mal. Sabes que no lo vas a acertar. No es la primera vez que te pasa. Has perdido el conocimiento durante 48 horas y ahora de nuevo tienes que salir corriendo por los prados. No tienes fuerza para desear el mal a quién te ha hecho mal, pues lo ha hecho sin querer quererlo. Al final lo ha querido, porque estas cosas se quieren. La mente no tiene capacidad de decisión.

El lamento, el ultimo lamento consiste de nuevo en la poca paciencia, la mucha velocidad. Ayer por la noche pasé el coma más largo de mi vida. 12 horas que me hicieron suspirar de dolor varias veces y me hicieron preguntarme qué clase de maricona soy.


Ahora ya me siento algo más atado a la cordura de siempre. Tendré que follar para desquitarme. Aun no tengo ganas de follar para desquitarme, pero este miércoles puedo tenerlas. Aún duele. Duele mucho, y los planes, los planes siguen ahí amontonados. No es que no hubiera nada que demostrar, es que no hubo tiempo para demostrar nada interesante. LA edad del consumo de emociones me estrangula.

Friday, April 11, 2014

Al calor de los buenos amigos

Sé en qué estás pensando.
Sé que no tiene ningún tipo de sentido. 
Que desde el principio lo único que hice fue hundirme. 
Que todo lo que me había prometido, me lo estoy pasando por el forro. 
Lo sé. 
Sé que la idea de comprar la barbacoa, gastar mis días al sol y tranquilamente, acaba de saltar por los aires.
Las garantías, sin embargo, siguen siendo suficientes: El calor de los buenos amigos.

La caída estaba escrita, la sentencia emitida, la condena decidida… 
instantes antes de que nos diéramos el primer beso. 
Pero la verdad es que si me miro las palmas de las manos ahora, aunque sigan vacías, por lo menos tienen heridas.

Monday, April 07, 2014

Vuelta al Cirio



El Cirio. Tengo que volver a visitar el cirio. Tengo que arrodillarme. El gran cirio me debe una explicación, o por lo menos, yo le debo a él una convalecencia. Quizás, por primera vez sea yo el que tiene algo que contarle.

Volveré a recorrer el camino de tierra con la bicicleta, pasaré algunos campos y huertos. De nuevo, perenne él, me esperará en el mismo lugar de siempre. Como cada vez que lo visito, perseguiré su sombra con mi mirada. Después localizaré el sol, y me alinearé con él y con el gran Cirio. Como siempre, los tres elementos. El cirio es el eje. El sol a un extremo y yo al otro. Sentiré la soledad, la nada, el vació la contención. Solo allí puedo descubrir qué es lo que realmente me mueve.

Con esperanza, esperaré que una vez allí, quiera contar al gran Cirio aquello que haya ido a contarle. 
Después habrá fiesta en la torre, y acabaré como a mí me gusta: identificando los puntos oscuros donde no haya atinado a colocar mis más intensas vivencias. Solo que esta vez no habré ido hasta allí para contemplarlos, habré ido para lanzar la peonza o rellenarlos con argamasa fresca y así poder reventarlos a cañonazos de color.

No me preguntes cómo se hace, porque igual quiebro el hechizo. Pero es más sencillo de lo que parece.
En el Cirio, oscuro, vacío, el canto a la contención, el Silo Supremo, allí es donde me voy a reencontrar con los asuntos pendientes. Allí es donde rindo cuentas. En ningún otro lugar.  




Wednesday, April 02, 2014

Autopistas a ninguna parte

Tengo muchas cosas que decirte. No sé por cual empezar. Aunque el camino sea largo, no sé por cual empezar. La ruta seguramente es incorrecta. Nos lo dijimos desde el principio, y aún así, la enfilamos entusiasmados. Llovía. Siempre llueve. La tristeza se adivinaba cálida, sin embargo. Eterna. Es en esos instantes cuando sabes que juegas con fuego. Cuando llueve y no molesta. Habría muchos pasajes. Nos separarían grandes torres contra las que los mortales difícilmente pueden prestar batalla.

Éramos ciegos, nos tocábamos a tientas. Descubríamos temerosos cada rincón de nuestro cuerpo. Las caricias nos susurraban verdades que las palabras sólo podían soñar. La torpeza jamás fue tan dulce… Todo era demasiado delicado, todo pendía de un hilo frágil que se podía quebrar en cualquier momento. Cada roce podía ser el último. Así es como aprendimos a querernos, conteniendo el olvido, desprotegiéndonos ante nuestros miedos, y por supuesto, asumiendo una especie de derrota anunciada.

Cuantos más centímetros de tu cuerpo recorría, me sentía más desorientado, más abrumado… hasta el punto de perder la noción entre la realidad y todo lo demás. Y así, mientras te viajaba, desaprendí. Desaprendí hasta ni siquiera saber si lo que sentía era dolor o placer. Si lo que me embriagaba era la nostalgia por algo que nunca había vivido, o una ilusión que había venido para quedarse el tiempo suficiente para calarme las entrañas y arrancármelas después.

Méjico, la costa oeste, tu espalda… autopistas hacia ninguna parte.