Friday, November 28, 2014

Pequeño último placer



Supongo que tiene que llegar el día en que me vista de coronel, me ponga ese uniforme de gala con las mejores acreditaciones, supongo que ha de llegar ese día en que saliendo a la calle con paso firme, yerga la cabeza y mire al firmamento sin ningún atisbo de duda. Ha de ellegar el día en que un punto empiece a brillar en la espesura; entre las nubes grises. Algo que abra el cielo como si fuera el vientre de un cerdo recién cercenado. Una lluvia sanguinolienta de riñones e intestinos debe caer sobre todos nosotros. Lo más jodido será que poco me va a importar.

Aún me siguen preguntando porqué digo este tipo de cosas. Yo les contesto que hay quien saborea un helado mientras sabe que niños mueren. Así, que ¿qué tiene de extraño lo que yo hago? Supongo que la gente suele habituarse a vivir en el centro de su pequeño círculo de percepción, obviando así tanto dolor que se produce alrededor. No voy a ser yo quien cambie esta decisión. Pero claro, que ellos tampoco intenten cambiar la mía. En mi habitación, cuando jugaba con mi hermano a derribar pequeñas murallas de madera, empecé a suponer lo que realmente se cocía en el mundo. Llevo tanto tiempo dándole vueltas que ya casi ni me duele. No me duele que mañana pueda ser mi última noche en la tierra, si sé que la mía no es una muerte puntual. No me asusta dejar este mundo si lo hago con todos los demás. 

Bien es cierto que en ese caso, yo como la generalidad de las personas, caería en un profundo desespero.... pero a la vez, el morbo me invadiría. El morbo de ver cómo reacciona esa gente que siempre tuvo preocupaciones tan estúpidas. Un pequeño placer que envuelve la gran angustia de la desaparición. Un pequeño regalo que saborearía en medio de la desazón. Me gustaría ver qué hacen todos aquellos que nunca tuvieron tiempo para darse cuenta de lo que significa vivir, instantes antes de desgajarse, en por ejemplo, un mar de cuchillas. Me he dado cuenta de que paradójicamente, quién menos piensa en lo que le rodea, en el milagro de la existencia, más teme desprenderse de su propia vida. Hay tanta gente -suspiro- cuyo comportamiento promete tanto, en caso de saber que su propio fin está cerca...

Por eso, me coloco mi traje y voy repasando instantáneas de la última noche en el mundo. A mí también me va a doler, pero sé que toda esa poca elegancia, toda esa falta de honestidad que ha llevado a unos cuantos gilipollas tan alto en un mundo asqueroso que ellos se encargaron de blindar, va a ser también la que les haga parecer tan ridículos cuando caigan.

Disfrutaría tanto…

Cercenado



Prácticamente son 5 los años. 5 putos años en donde no he encontrado respeto de ningún tipo. Algunos pretenderán que siga asistiendo a mi puesto con la misma ilusión del primer día, que siga viviendo de la esperanza de que algún día lleguen a valorar mis aportaciones. Algunos esperarán a que me pudra silenciosamente hasta que los que vengan detrás se pregunten “¿Qué hace ese mueble viejo ahí?”

En su favor, aquellos que nunca han confiado en mí alegarán que nunca estuve por la labor. Y mentirán. Porque al principio lo estuve e incluso ahora estoy dispuesto a estarlo. Pero al final uno se cansa de dar sin recibir. Y más después de 5 años. No hubiera estado de más una muestra de respeto, o ya ni eso; consideración.

Toda mi vida he creído ser capaz de valerme por mi mismo, de crear cosas interesantes, de tener algo de ingenio, de en definitiva, poder desempeñar un buen trabajo a la altura, por lo menos, de lo que una empresa espera. Pero estos 5 años para lo único que han servido es para minar mi confianza, para arrinconarme, para hacerme dudar de mí mismo.  Por surte no he perdido aún la cabeza, y sé que son ellos los que se han equivocado. Me lo demuestran mis amigos, y mis quehaceres fuera de este lugar. Me demuestran que aporto valor en distintas formas.

¿Pero qué hago con estos 5 años? Me pregunto si se creen que soy tonto, o simplemente un vago. Me pregunto por quién me tienen, aquellos que me niegan algo básico. Seguramente no habré ocupado apenas lugar en sus reflexiones diarias, semanales, mensuales, anuales…

Hay una persona en especial que merece todo mi desprecio. Yo no soy de desearle a nadie mal. Pero hay una persona por la que primera vez he sentido completa indiferencia. Nunca fue tan fácil no dudarlo. No dudar dejar languidecer a alguien.

 

Wednesday, November 26, 2014

La profundidad hacia la referencia


Ya en la lejanía, me pareció leer hace bien poco algo interesante que me hizo evocar una idea importante en este tiempo de permanente desubicación y pérdida:¨La búsqueda de referencias absolutas e infalibles”. Ya sé que he hablado muchas veces de ello, pero es que casi lo olvido. Por eso me lo repito otra vez. Nunca pasar algo por alto había significado tan descaradamente renunciar a un tipo de fe. Las referencias, vienen a presentarse de muchas maneras. En mi caso puedo contar lugares, sonidos, olores… No se trata de nada sorpresivo, se trata de puentes directos hacia aquello que podría ser el hogar de uno., el emplazamiento de la redención. También alguna amistad que hace aflorar a uno al esencia de su ser. Me puede catapultar en cierto modo hacia la placentera esencia de un cometido que    Se necesita espacio y tiempo para obtener la profundidad necesaria para interpretar la referencia. Si no te tomas tu tiempo, vas apañado chato.

Veamos, son los recuerdos que cada vez cuesta más evocar, aquellos que ubican, aquellos que aportan calma.  Es el tiempo y el espacio para pensar sobre ello. Ya sé que suena redundante, pero allí se encuentra la paz, en la dilatación de la reflexión.  Deben ser este tipo de cosas contagiosas: La calma de alrededor, lleva a la calma interior. El espacio y el tiempo te dan la profundidad para rememorar. Buscas entre los sonidos, entre los lugares que pisaste y los olores que te marcaron.  Y entonces, das con algo que te hace sentir aliviado. Algo por lo que no dejar que te venza la muerte.

Puede que no haya dicho nada. Incluso yo mismo lo pienso. Pero hace dos o tres horas lo veía todo tan claro como cuando tenía potencia e ilusión. Ahora por ahora, la neblina  de la monotonía, del ser gris, ha vuelto a dificultar la llegada de la clarividencia, pero juro que hace dos horas  estaba ahí…

Es inevitable reconocer que cada vez me cuesta más evitar  hallar la profundidad. Noto como me hundo irremediablemente en el lodo.  Aun así, forcejeo, coño… Espero que antes de desaparecer, pueda dejar constancia de un modo más clarificador de lo que significa conservar las referencias absolutas, para nunca dejar de ser auténtico.

Monday, November 24, 2014

CEBICHE


 

The happy chewing haerted boltman está más alicaído que de costumbre. Yo a veces le llevo a su mesa un cestito con hierbas que he cogido en el campo. Tengo la ilusión de que se las coma y purgue así su estómago. Pero eso nunca sucede. The happy chewing haerted boltman (HCHB) siempre se enfada, y empieza a hacer el gamberro. Es que es un gamberro con cuerpo de anciano. Él se saca la tita y se empieza a mear encima de todos sus subordinados. Esta un poco mal acostumbrado, diría yo. Normal, ya que nadie le levanta la voz. Claro, así hace y deshace a su antojo. En mi mesa se ha meado muchas veces. Digamos que mi mesa tiene una atracción especial para él. Supongo que al ser su subordinado más próximo, el cede con facilidad a la tentación. Se hace pipo encima de mí. Yo no abro la boca. Aunque a veces me lo pide no abro la boca. Nunca no abrir la boca, nunca no quejarse de forma verbal había sido tan digno.  Creo que me odia. O más que eso, creo que no acepta nada de lo que sale de mí. YA puedo ofrecerle algo genial, que a él se la suda. Diría que es muy clasista, mi querido HCHB. Creo que le podría llamar Cebiche. Cebiche me gusta, es un buen nombre. Ay cebiche, ay como te la endiche. Hay cosas que ya nunca van a cambiar. Él no es de los que cambie, y más cuando le ve las orejas al lobo. Prefiere no ceder un centímetro, no arriesgarse a conocer nada nuevo por miedo a lo que pueda acabar siendo. Hace buena la expresiones de más vale malo conocido que bueno por conocer.

Mal asunto para mí.

Un abrazo desde los dominios CEBICHE.

Thursday, November 20, 2014

Las noticias de esta mañana


Sin hacer ruido, sin hacer ruido nos colamos en la factoría. Los instrumentos son grandes e impresionantes. Tommy es el primero en asumir los riesgos y prueba de maniobrar con ellos. Soltura, solidez, los demás muchachos nos vamos sumando, Jeff, Marc, Peter… Todos queremos nuestra parte. ¿Has sentido alguna vez la sensación de conocer perfectamente algo que nunca antes habías utilizado? Es impresionante, todos experimentamos la emoción de control total a la vez. En la explanada de afuera, las alarmas continúan sin tener motivos para saltar. Somos silenciosos y limpios. Los acaudalados siguen con sus quehaceres, como si no pasara nada. Y mientras tanto, nosotros creamos bellas historias, como nunca antes se han escrito. Tenemos la estrella desde el principio. El baile es perfecto y sentido. La carretera hacia la ruina de los demás se allana. Brillamos sin depender de nadie, y a fuera, en la explanada de la factoría, el sol quema el cemento. He tenido que esperar 30 jodidos años para tener esta idea tan sencilla. No es tanto eso, es más bien el valor de haberlo propuesto a los demás chicos. Y ahora, dios, qué bien sienta lograr surfear por encima de tus propias emociones. Es magnífico sentir que pilotas de manera pretty smooth tu propio piruetaje. Miro a los demás, sé que piensan lo mismo que yo. Podríamos decir que ahora, por fin y de verdad, somos uno.

En el concesionario de al lado hay coches de gama alta. No diría de lujo, pero sí de gama alta. Hay vendedores con traje que saben hacer muy bien su trabajo, saben hacer volar a los clientes aún sin prender el motor de las máquinas. Ellos adoran su trabajo. Eso me hace cerciorarme de que no puedo odiar a nadie que cree en lo que hace. Ellos son bienvenidos en mi mundo. Que vengan todos los vendedores de coches del concesionario de al lado, que vengan porque esto también les va a gustar a ellos.

Friday, November 07, 2014

KU KU KUPA KU KUKUPA X 2


Mientras las manos se ensucian y las sabandijas recubren los huecos que hay entre mis dedos, muerdo fuerte mi lengua para tratar de evadir el dolor del alma.  En el pozo de la mierda, según que escollos pueden servir para escalar un poco más alto. Para recibir un poco más de luz.  A veces, cuando caigo contra el césped y los rayos del sol me azotan en la cara, no puedo evitar sentirme bien. Aunque el golpe sea fuerte. Da igual.

Me imagino con mi banda, atendiendo tansolo a los golpes de la batería. Tienen dúnicamente por preocupación asimilar el golpeo ajeno como mío. Tiemblo con la voz, y visualizo su onda como un extraño ente físico consumido por su propia fuerza. Un especímen que va dando brincos por el aire, apoyándose en variaciones melódicas, quebrando el vacío, atravesándolo sin miramientos.

Las luces de neón, ver que todo funciona si el ritmo se comprende. Tener la sensación de que caminas con algo más que tus piernas, y no halo de la polla, tener esa sencación del que todo el paisaje te complementa. De que si giras hacia un lado de repente, el mundo gira suavemente contigo.

KU KU KUPA KU KUKUPA X 2