Monday, December 17, 2018

Nosotros dos


Las cosas más sencillas se han confabulado sorprendentemente y al fin el tiempo a dejado de importar. Hacía un huevo que no me pesaba eso de quedarme tirado en el sofá sin hacer nada. Claro, esta vez andaba contigo.

Desde luego, este último fin de semana la peor droga me ha colocado muy fuerte. No he tenido ganas de hacer nada más que estar desparramado y pegado a ti.

Después hemos jugado a algunos videojuegos y has conseguido abrir un agujero en el polvo que atraganta mis pensamientos más lúcidos. Al final de tu disparo, he visto mis propios miedos huir despavoridos. Tras tanto tiempo, soy yo, quien con tu ayuda, les envía a tomar por culo.

Cuántas veces nos habremos asomado a Barcelona, cuántas veces habremos lanzado nuestras ilusiones desde la terraza -- cada cuál las suyas--, haciéndolas rebotar por encima  de un anárquico manto de edificios hasta verlas abrirse en el  mar.

Y vamos a ir ahora, después de casi un año, a encontrarnos.
Después de todo este tiempo pensándonos a medias, me la ha sudado al fin dejarme caer y romperme delante de ti. 

Permíteme disfrutarlo un poco más. O disfrutarte en todas tus formas, tú que tienes tantos giros ocultos y eres sorprendentemente indescifrable a pesar de tu luz.

Qué rareza; tantas ganas, tanto corazón, tanto cachondeo… expresadas en un código tan alejado de mi.  Poco a poco lo voy entendiendo, porque tú me vas dejando-te vas dejando, y me voy haciendo adicto a esos jeroglíficos que además, me van revelando una humanidad que ya me había cansado de perseguir.

Joder, te necesitaba.
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Monday, October 08, 2018

Eyección


He sido dosificado por ti, en un marco lleno de estrellas, en donde cada nacimiento tiene el espacio y la celebración. He sido dosificado desde el punto inicial. Has traído las luces y las siluetas recortadas en su equilibrio: me has regalado tu calidez, y ahora ambos podríamos permanecer estirados aquí para la eternidad.

He venido caminando hasta lo alto de la montaña para quedarme solo por atreverme a desear demasiado fuerte. En este cañón, dónde no hay lugar para esconderse, me careo con el firmamento, le enseño mi corazón sin barreras, que salta como un caballo desbocada. Por una vez lo he querido, y lo he podido dirigir.

Miro en este cañón. No queda nada de esa vida que tanto deseé. No hay sitio para que quede nada, absolutamente nada de nuestro templo.

Desciendo contento, desciendo llorando, desciendo dosificado. Me he acercado hacia los lugares en donde nunca nadie había escrito nada. ¿Cómo se supone que debo actuar?

En este cañón donde construí un mundo perfecto para los dos.
Ahora yazco estirado contigo, con tu eternidad en esencia, despojada de su forma de persona. Te has desvestido para volverte a vestir, tan inimaginablemente inmaculada. Jamás te podré  ensuciar...

Y yo preocupado... cago en diez.

Global Yoga Congres

Thursday, July 26, 2018

Estado Mayor


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En la noche, otra vez sacudida por mis propios caprichos, mi mente decide cabalgar lejos,  muy lejos de aquí. Cruza los campos de la percepción a lomos de un maravilloso corcel, y mientras atraviesa según que llanuras eléctricas, intenta absorber todo lo que sucede a su alrededor. Están los sonidos, los colores, el viento y el movimiento. Todos los elementos dispuestos de tal forma que da tiempo a asimilarlos. Y ahí empieza el delirio de los soñadores, supongo.

Tocabas el piano con destreza, y yo te prometía grandes figuras. Tú me traías colores distintos. Algunos ni siquiera los conocía. Me tratabas de explicar acordes, y a mí me la sudaba bastante.

Después viene la fase de la nostalgia, que te atraviesa como una bala, y te deja volando por el vacío por culpa de su inercia.

Te acuerdas de los vestidos, de sus telas. De los negocios de otras familias del pueblo.

Nadie nos prometió que aquello fuera eterno, pero a nosotros nos dio por pensar que sí. Nos dio por pensar que existía un lugar perfecto para albergar todas nuestras sensaciones. Un espacio sin rozamiento, donde no existe diferencia entre la idea y su realidad. 

Tenemos ese síndrome algunos, aún. El anhelo del lugar donde cada pequeña cosa merece la pena, donde tiene sentido cada pequeño paso, donde la lucha del día a día es por un motivo noble.

Nos han dejado aquí tirados, en medio de una ecuación que no logramos entender. Vemos este problema matemático, que es la vida, como un planteamiento donde faltan datos , o donde nos ocultan por lo menos, el valor de aquellas partes que son más mágicas.

“¿De qué me sirve sentir?”, hacen que me pregunte constantemente... “¿De qué me sirve sentir en este mundo en el que los que sentimos corremos solos y sin mirarnos a los ojos?”

Tuesday, July 17, 2018

Los muros


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La tristeza de dejar de querer a alguien... dejar de morir por esa persona, dejar de concebirla como parte de ti. La tristeza de dejar de pensar en ella todas las noches, dejar de soñarla y de percibir los primeros haces de luz sin ella.

Los ojos entonados, una sensación molesta, pero digna. La salida.

Hablo de la tristeza de la clarividencia y de la racionalidad. La tristeza de saberse vivo en la individualidad... O de los platos enjuagados al brillo del sol mientras se precipitan los muros del amor.

Todo lo que podría haber hecho por ella, me parece ahora un disparate, me parece un disparate absolutamente lo que hubiera dado para que ella fuera feliz. Me da risa haber estado dispuesto a ella en plena enfermedad, en completo delirio. Me da risa haberme vaciado demostrando mi mejor lado...  intentando que viera algo diferente en mí, pero sin haber logrado cambiar absolutamente nada a la postre. Ni siquiera sé si agradecérselo por habérmelo provocado, o asustarme por haberlo ignorado después..

El amor me habló en su nombre. A través de ella. Pero sus muros se han desmoronado ya, la herida se ha cerrado. No me arrepiento de dejar de quererla. Más bien me entristezco de alegría.

De ella no queda absolutamente nada,

no me ha dejado nada.

Incluso me he olvidado de...

¿De qué me he olvidado?




Wednesday, June 13, 2018

Muerte, sólo hay una



Sólo quiero perjurar volver a tener días perfectos, por debajo de la piel, pero encima de los ojos. 
Sólo quiero volver a dejar de buscar. Descansar con la luz del domingo dibujándote por encima de su blanco frente a mí.

Ese estado en el que me encontré al encontrarte, esa cápsula especial integrada en plena existencia, este trago de vida, esa isla dónde vomitar el agua salada que me escuece en la garganta...

Sí, lo reconozco. Podría renunciar al resto de mis sueños a cambio de tu bandera blanca, podría convertirme en un ignorante más, podría atracar en forma de estímulo corto, podría responder durante el resto de mis años tan solo con síes y noes.  Dejaría atrás por ti, toda mi profundidad y mi angustia, y me quedaría en nuestra superficie, dando vueltas en círculo, persiguiéndote, repeliéndonos.

Si es que cuando pienso en ti me olvido de mí. Sólo quiero empacharme de tus pequeñas cosas, y dejo de ser un hombre. Dejo de ser mejor. Dejo de competir contra mí.

Eres mi descanso, mi plácida muerte en vida

Friday, June 08, 2018

Las rallas del delirio



Me lleno de pensamientos hasta derramarme, me lleno de mierda entero.

Entre toda esa miera, busco alguna traza de inspiración, pero créeme que cada día cuesta más encontrarla. La delicadeza se empieza a desvanecer, o quizás es que mis pulmones se han endurecido como piedras.

Escarbo en busca del espacio para el verdadero goce. Pero cuando creo encontrar un solar vacío, un agujero de tiempo, ya tengo otra tarea, otro compromiso delimitando mi presunta libertad.
Sé que no estoy diciendo nada nuevo, solo relato la caída libre que todos y cada uno de nosotros experimentamos desde el preciso instante en que empezamos a existir.
El domingo bendito, si es que existe, se sangra mientras se busca.
Antes pensaba en la belleza que no se preocupa por gustar, y he encontrado un matiz para esta misma definición que ahora ya no retengo en la cabeza.

Me he propuesto millones de veces escribir algo que no tenga que ver con esta tristeza. Pero nunca siento la necesidad, si no es para compartir conmigo mismo mi carrera hacia la nada.

Me detengo (sólo cuando puedo)  y me paro a pensar en lo mejor de todo lo que he conocido.
Sea lo que sea, un paisaje, o una sensación, incluso aquella persona. Todo eso, ya no me pertenece. Solo retengo algún vago recuerdo, parte de la esencia de lo que fue. Pero eso nunca es suficiente. Nunca es suficiente lo mejor. Siempre aspiras a encontrar algo que te de más de esta vida, precisamente porque nadie te dice cómo hay que vivirla.
Cuando abres las alas, sólo eres tú contra un paisaje de vértigo. Tú decides dónde quieres llegar. Y después tratas de alcanzar el punto que sea.  Pero que hay con todo lo vivido? Porque todo lo vivido tiene que convertirse únicamente en recuerdo?

A veces cuesta confiar en uno mismo, solo porque olvidas todo lo que has llegado a ser. Me refiero a lo que llegado a vivir.

La existencia , desde luego, ya no fluye con la misma intensidad