Friday, February 21, 2014

Dedicado al olvido

La muerte y todo lo que hay antes.  El hogar, los perros y la fuerte tormenta que azota lo que un día fue campo, y hoy es un parque público con acceso para gente de movilidad reducida.  Toda la vida, a veces, parece ser así de fría, tanto que se olvida. Le enamora olvidar. Se olvida a sí misma. Prohibido recordar más de la cuenta. Y más prohibido aún, construir a partir de recuerdos.

Ayer soñé con Didac, el polla espada. En mi sueño, el tipo aún era delgado. Él jugaba a fútbol con los muchachos de Calafell, y yo de repente aparecía con mi edad actual, me sumaba a uno de los equipos, y le hacía una broma ácida. Didac entonces me perseguía, y yo no sabía si me quería matar enserio o sólo quería continuar con la broma. Igual que cuando jugábamos a tiburón en la piscina, y él se dedicaba a darnos caza. No recuerdo exactamente cómo fue, pero alguna vez nos inventamos una especie de olimpiadas en donde yo ganaba a Carlitos. Él lloraba y me quería apalizar. No soportaba mi victoria. Me perseguía por los pasillos de los trasteros y los garajes. Echo The Dolphin se convirtió en una especie de religión que practicábamos cada tarde en el piso de Dani. Alberto el intrépido,  se colaba en nuestra urba cada dos por tres y derrochaba ingenio a cada palabra que pronunciaba. Los gitanillos de la Piara, pobre de mí si me escucharan llamarles así, eran los actores secundarios perfectos para la pandilla que juntos formábamos. Aún había muchos más, Miguelón el ágil gordinflón, Risitas, el maño fascista, o Buzarra, el otro maño, un guaperas que me pregunto si habrá superado la trágica muerte de su padre, diagnosticado de un cáncer terminal pocas semanas antes de su fallecimiento.

El mar, el mar guardaba nuestros secretos. Nuestras vivencias, toda esa puta ilusión de músculo de niño. Nadie lo puede entender. Hay gilipollas hoy en día que no lo pueden entender. La vida se olvida, y se olvida vivir. Se nos olvida vivir mientras vivimos, pues la propia vida a sí misma parece querer olvidarse, abandonarse. Los recuerdos pues, se convierten en nada y nuestra identidad pasa a ser un objeto que uno no sabe donde colocar y cuya única función es acumular polvo.

Ayer soñé con Didac, y hoy en día, si paseo por Calafell, le sigo viendo, gordo, viejo, e igual de retrasado. No me atrevo a saludarle. Él a mí tampoco. Pero nos conocemos y nos reconocemos, porque hay cosas que por mucho que se encapriche el curso de la vida, no se pueden olvidar. Hoy veo a Alberto por Calafell y nos saludamos como extraños que se entregan a una especie de inercia divina. Pero no pasamos de allí.
Por eso, todos los castillos que construimos, por elevados que fueran en su día, resultaron ser de endebles naipes.  ¿Cómo les pregunto yo qué es lo que hemos ganado todos, desde el día que dejamos de ser los que éramos? ¿Con qué cara voy y les pregunto si de verdad quieren que crea que todos hemos olvidado todo aquello?

Anestesiados por la propia vida, que nos regala recuerdos para después invalidarnos a la hora de construir con ellos un futuro que les honre.

Thursday, February 20, 2014

Turbo Doggie Nonsence



El perro que se chupa el pito desinteresadamente en su cesta de mimbre cumple hoy su mayoría de edad. No importa, seguirá chupándose el pito como cuando tenía pocas semanas de vida. Eso más bueno que malo. A los ojos del grueso de la sociedad, puede parecer un problema. A ojos de jóvenes soñadores como yo, eso es un privilegio. El perro que se chupa el pito, sigue cantando alto y lucha como nadie por conseguir sus metas, venciendo todo tipo de obstáculos que los demás tratan de ponerle, pero a los que él, sencillamente, no les da la más mínima importancia. Su pito es su música. Su música está cerca de su corazón, y ahora paradójicamente, una vez ha encontrado su espacio de independencia, por fin se ha dado cuenta de lo que hay ahí fuera. Eso era justo lo que necesitaba para chuparse el pito con más fuerza que nunca y alcanzar una erección que le haga llegar a lugares que nunca hubiéramos imaginado los demás.

Wednesday, February 19, 2014

Lo que nos queda

Me pregunto el porqué de la intensidad de la dulce condena que es asociar un tema musical irremediablemente a un recuerdo determinado. Porqué, casi como sucede con los olores, cuando escucho aquella canción, se puede afilar tanto una memoria. Tanto que a veces puede llegar a cortar la corteza cerebral. Nos sucede a menudo. Es un sentimiento muy íntimo, una emoción que nos hace sentir únicos.  Pero ahí estamos todos, pasando por lo mismo.

Supongo que al final, una parte básica de nuestra vida se la vamos a deber a nuestra música, tanto como esta nos traslada a paisajes que ya nunca volveremos a pisar. Porque a menudo que avanza, la vida, es evidente que los recuerdos van ganando peso, y la capacidad de acción se va reduciendo. Nuestro bastión, lo que queda de nosotros cuando pensamos en lo que somos, pues, se sustenta en la armonía de unas notas en gran parte. Es un poder en el que hasta ahora apenas creía. La música, en realidad, fue mi enemiga hasta los 12 años. No la soportaba. Y ahora, mírala, se descubre como el camino para soportar tanta mierda. A veces incluso, me llego a preguntar qué tienen aquellos que no la sienten, o quienes no sienten el arte en general…


¿Qué tienen los informáticos que suben conmigo en el ascensor de L’illa, que les haga recordar quiénes son? ¿qué tienen los agresivos ejecutivos que torpedean mi camino hacia la octava planta en donde trabajo, que les  haga sentir mortalmente vivos? ¿Algo deben tener, no? ¿O se  trata sencillamente de la evasión de lo profundo? ¿acaso son doctos en la ignorancia del paso del tiempo? ¿Qué nos queda al final de nosotros mismos, que hable de nosotros? Es una pregunta muy difícil de responder. He ahí precisamente el eterno dilema: Preguntárselo, o no preguntárselo… ¿Qué nos hace verdaderamente  más felices en este camino?

Monday, February 17, 2014

Yerusa (una religión a mi medida)

Pepito abre tanto la boca, la abre tanto que pasa de pepito a pepterodáctilo, y de pepterodáctilo a mero canesú. Sé que él sabe por encima de su propia conciencia que el aspecto que presenta cuando ésta Joyosa metamorfosis sucede no es del todo agradable para los seres humanos, viles en su mayoría, mortales en su totalidad. A mi forma de ver, no con afán de creerme ulterior ni mucho menos, este milagro de la forma bien se puede considerar un sólido pretexto para dar luz a una nueva religión, donde por capricho y por background, elegiremos que Vallirana venga a ser el nuevo Jerusalén.

Sí, esta es una religión  a mi medida, donde muchos paralelismos con elementos naturales coinciden en importancia con otras creencias de alrededor del mundo. El caso es que el sol es la positividad, un cielo claro  nos ayuda a entender que no hay dudas, una gran explanada de cemento, lo que viene a ser un elemento más moderno, es el escenario donde se suceden todas nuestras desdichas. Aquí no hay graderío, aquí solo hay una red de voleibol carcomida. Mis primas son apóstoles y me invitan a bajar a la sede (como los habitantes de Vallirana llaman esa explanada sacra). Hay otros elementos que ya son más difíciles de interpretar para quien no ha experimentado días de infancia en Vallirana. La N340 representa el diablo en forma de tiempo, inexorable Capitán Muerte, que te arrebata la luz lentamente y haciéndote saber que pronto pasarás a un estadía desconocido. La construcción fácil, la especulación, las torres, la lampistería, los garajes y la ostentación, están conectadas a la “sede” y se convierten en los elementos de corrupción humana.


"No hay que alarmarse", profesa esta religión a mi medida, “no hay que alarmarse por ceder ante los placeres de la vida”. Nuestra capacidad para resistir el placer debe ser, sin embargo, limitada. Pepito viene a ser Dios. Pero no es un dios al uso. Es el dios más humano que conozco. Otro día lo explicaré un poco mejor. Hoy hace sol y practico esta religión, no tengo tiempo para más.

Thursday, February 13, 2014

Pobladora de sueños

Tienes, en días como hoy, el sol. Sí, es Febrero, ya lo sé.
Todo es perfecto, aunque no lo creas, todo es perfecto.  Te darás cuenta más tarde.  Pero hazme caso, todo es perfecto. No hay otra forma.

Te he visto en repetidas ocasiones. Alguna vez te cobras una forma real. En otros momentos te dedicas a poblar mis sueños. Sí, eso es lo que se te da mejor. Eres una pobladora de sueños. Después, me despierto, me lavo la cara, salgo a que me de un poco el aire, el sol. Me reúno con mis amigos, tomamos alguna cerveza, y mientras ellos ríen, lanzo alguna mirada fugaz que sale disparada por la ventana. Quizás justo en ese momento cruces, me digo.

Las noches son algo más complicadas, intento adivinarte entre la multitud del bar. A veces intento bailar y te proyecto entre las luces y el humo, pero solo alcanzas el estado real en momentos clave. Cuando me siento cansado, por ejemplo, y te veo preocupándote por algún compañero. Ni siquiera me miras. Sólo te giras y vuelves a desaparecer. Aún no sé quién eres.


No todo es pensar en ti. 

Monday, February 10, 2014

Hipnótico Standard

Te ves feliz. Yo sin embargo, llevo mucho tiempo sin serlo. Son las horas que me come el trabajo, son el ir de arriba para abajo, de abajo para arriba, el tiempo que me ocupa tener que izar la bandera, dar las gracias por existir a mi dios de manera, es el tiempo que me come fijarme en los demás, el ir de aquí para allá, el no parar. Verás, hay tanta gente en la que fijarse… lo más curioso es que si me fijo, lo suelo hacer por envidia o admiración. Muy pocas veces solo me lleva allí la curiosidad. Son demasiadas cosas en las que pensar. Y todas las proyecto hacia afuera.

Antes, cuando los mecanismos de mi razonamiento no los tenía yo tanto por la mano, cuando aún no sabía bien cómo funcionaba mi cabeza, me bastaba con vivir situaciones inusitadas en lugares irrepetibles. O ni siquiera eso. Un colchón hinchable en el comedor del apartamento de mis abuelos, y la compañía de buenos amigos. Las recreativas después, la película erótica de Telecinco a las 3 de la madrugada…. No sé, ese tipo de cosas. Son punzadas en el corazón.

Lo que más rabia me da, es que aún no estoy muerto. Tengo cosas buenas que ofrecer, y si algo me impide demostrarlo,  es mi propio miedo y la corriente en la que me he metido. No, no es que se me haya evaporado la inspiración y no vaya a volver.  A las puertas de los 30 aún se pueden hacer cosas buenas, pero cuesta más creérselo, o cuesta más que te dejen creer en ello, en ti mismo. A estas alturas, los teóricos deberes y las responsabilidades para con el normal corso social se hacen tan persistentes que  es muy difícil no dejarse arrastrar por lo que “debe ser”.


Llevo toda una vida librando una batalla contra este tipo de cosas, y mentiría si no dijera que la estoy perdiendo. Pese a todo, que no festejen demasiado. Aún no han acabado conmigo.

Friday, February 07, 2014

La primera respuesta absoluta

En el círculo, son aún las cinco. Es hora de mirarse al espejo y y tratar de llevar a cabo por enésima vez el magno ejercicio de osar ser objetivo.

Entonces, contigo mismo ahí delante,  te preguntas como cada tarde, si realmente eres bueno, justo, si actúas bien en definitiva. Es una pregunta muy vaga. Los grandes maestros bien lo saben, y por eso han buscado durante miles y miles de años, una manera absoluta de demostrar lo beneficioso de su existencia para el curso de la humanidad. Yo hoy me he decidido colocar a su lado y tratar de averiguar, esta vez de un modo más decidido y resolutivo, si mi actividad en la tierra, más allá de mis pensamientos, es realmente ADECUADA para los avatares del mundo.

No sé, mi idea para encontrar la respuesta anhelada es más bien sencilla.

Imagina que en la tierra existieran exactamente el mismo número de personas que hoy en día existen. Sólo con una diferencia: cada una de esas personas es idéntica a ti en todo. Sobre todo a nivel mental, emocional, racional. No me vengas con polladas de “qué mundo tan triste”… estamos hablando enserio. Estamos hablando de reflejos del alma.

Bien.

Una vez ya hemos imaginado eso, toca dar el siguiente paso. Imaginar cómo funcionaría un mundo poblado sólo por personas idénticas a ti mismo. Dejemos de lado, insisto, la idea de que todo sería gris. Es más, imaginemos que somos idénticos por dentro, en lo que se refiere a nuestros criterios, en nuestros principios, en nuestra moral, en nuestra ética y filosofía. Imaginemos que por fuera somos diferentes: distintos gustos e inquietudes, incluso diferentes inclinaciones sexuales.

¿Cómo sería ese mundo? ¿Habría guerras? Tú sabes perfectamente si habría guerras. ¿Habría dolor? ¿Habría lugar para las envidias, para el juego sucio, para lo ruin? ¿O quizás habría justicia en el sentido puro de la palabra (esto es tolerancia, respeto y un constante ejercicio de comprensión y búsqueda de la solución ante el solapamiento de hoy y de siempre de los espacios y las libertades, ante el solapamiento de las existencias)?

Tú lo sabes perfectamente. 

Es una manera fácil de saber si eres realmente, buena (amante de la coohabitabilidad) o mala persona (un pedazo de mierda insolente).

Monday, February 03, 2014

el golpeo de la intuición

Las medidas que toman, cada vez son más rigurosas. Los ajustes que plantean, más difíciles de soportar, los muros que levantan ya ni siquiera se esfuerzan en pintarlos de colores  verdes para disimularlos entre la espesura de lo que antes fueron nuestras riquezas.

Al final, por arrebatarnos, sólo nos podrán arrebatar el libre albedrío. Los colores y los sonidos e incluso la propia duda. Jamás se nos volverá a erizar el bello si no nos dejamos llevar por las inquietudes que nos asaltan en aquellos instantes fugaces entre tarea y tarea. No debemos ignorarlos. No debemos pasar por alto el momento en que la magia nos golpea. No debemos omitir aquel sentimiento difícil de explicar y encajonar. Al contrario, debemos machacarlo, exprimirlo, debemos arrancar sus entrañas y desparramarnos por encima sus tripas. Y cuando la duda asalte, nunca procures hacer lo que han hecho los demás. Sólo preocúpate de perseguir el rastro de tu intuición, que no es más que “lo que nos dejaron saber”, que no es más que “el abridor de la lata”. Que no nos arrebaten el latigazo del corazón; el puñetazo de la felicidad, o el mordisco de la pasión. Llámalo como quieras. Pero párate. Cuando lo notes párate; es más importante verlo pasar que cazar una jodida estrella fugaz. Depende de ti mismo y te puede dar lo que sueñas. Pero de verdad.


Hay lugares donde es más fácil sentir el alarido del color, supongo. Yo voy a Calafell, ya lo sabes. Y me alegra sentirlo días como el de hoy. Por eso escribo ahora mismo. Nunca me has conocido en este instante. Pero ahora mismo soy capaz de todo.