Las palabras otra vez superan lo que mi vida pinta en mi propia cabeza. Lo que soy capaz de elegir mediante letras es más dañino que lo que realmente me sucede alrededor. Putas y jodidas palabras! Parece que no tengo nada que hacer; pertenezco a ese montón de personas que quieren más de lo que les pasa. Siempre dan una vuelta a su última vivencia, o lanzan un escupitajo cuando ya nadie cree que pueden llegar más lejos con su cuerpo. Y yo no sé escupir, en realidad.
pero aquí estoy dejando ir hasta la última sensación, columpiándola por mi piel, haciéndola pasar pos mis brazos, latigándola hasta el infinito, reventándola contra el sol, y todo eso que siempre digo.
Aquí estoy, despidiéndome de todo lo de siempre. El experto de los adioses. Me pinto con facilidad, pero también con gracia y soltura en el propio cielo que imagino. Desaparezco, porque sé que desapareceré, pero me he quedado plasmado en mi propio ambiente. Yo me culminé antes de que el tiempo echara a volar su treta de siempre, aquella con la que nos gana a todos los mortales.
Y ahora me muero feliz, me miro en el aire antes de perder mi conciencia de persona. Desaparezco como hombre, pero antes, he lanzado en el lugar adecuado el ancla. Justo en el sitio aquél en donde por mucho que los demás quieran soñar, escribir, tocar, vivir, sentir, pisar, va a a permanecer intacto... no pertenece a la gente, no pertenece definitivamente a ninguno de los instintos que demostramos mientras existimos... he logrado llegar al viento, a la nada, a un lugar injuzgable, no punible ni descriptible, fuera de discusión. Allí me he descargado a mí mismo. Y cuando desaparezca, allí seguiré en realidad.
Y cuando desaparezca, allí seguiré en realidad.
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