Friday, October 28, 2011

A las puertas...

Unos días de lluvia, un fin de semana en una casa que es casi mía; el viaje, en tren viendo el mar gris limpio. En su interior únicamente hay cosas buenas, aunque sea sólo por una vez. Si me doy prisa, podré disfrutar del olor a tierra mojada; del olor a césped húmedo. Lo podré hacer en silencio…

El patio de Héctor vuelve a aparecer; me hago inmortal al tiempo que el cuerpo me pesa; congelo el tiempo, pero necesito un acompañante. Cientos de filmes esperan y la estampa se torna idílica con tantas películas por ver.

Habrá algún bosque desde el cual tirar mierda envuelta en papel de periódico? ¿Alguna saliente desde lo alto de la cual sea posible hacer llegar un sobre repleto de mierda al primer convoy del regional?

A lo que me llevan estas sensaciones es al vacío. Porque las heces descargan mi intestino, y porque mi mente por fin encuentra un lugar en el que pensar por pensar, sin que nada ni nadie le mande.

Entonces viene el resindent evil, las pajas en el baño; el olor a humedad del cuartillo del agua. Las niñas de la urba que ahora ya no están y que con su ausencia hacen los retazos que guardo de ellas más fuertes y perfectos. Todas se fusionan en una, pero básicamente predominan tres: Nuria, Maria Jesús y Silvia. A cuál más tonta, me pregunto. A cual más follable. Instinto y utopía, memorai volátil y una de ellas en especial, agarrándose de una barra metálica mientras jadea y suda. ¿Qué debe haber sido de ellas? Sus carnes ya no estarán tensionadas, pero es que las mías tampoco. Ahora les podría reír las gracias de igual a igual y decirles “yo me muero, pero vosotras os pudrís conmigo”. La popularidad es de papel, no cabe duda, y a la mínima que cae alguna gota, se arruga.

Ella, mi pequeña, no es así. Ella nunca tuvo lugar para albergar el sentido de la popularidad en su corazón. Por eso cuando llueve sólo se moja, y sigue siendo bella con su pelo oscuro.

Monday, October 24, 2011

Me baja octubre por fin

La lluvia cae y diluye todos mis pensamientos, que se mezclan como los colores en el agua residual de la acuarela. No llegan a la caballa y prefieren quedarse en el tintero. Ese es su espacio original. Allí, en ese agua de mala muerte, aparecen retazos de emociones miserables y deseos enfermizos aderezados con la habitual confusión. Pienso en penetrar a una extraña, pienso en querer a quien empieza a ser una conocida, pienso en que no quiero pensar nada de eso.

Por las noches tengo los anhelos más puros. Deseo olvidar todas mis ansias e instintos y convertirme en lo que recuerdo de mis preciosas postales: Un poco de aire entre los huecos de un árbol de la urbanización, una sonrisa amortiguada de un niño lanzándose a la piscina, una merienda en el apartamento de mi abuela. Es entonces cuando puedo conciliar el sueño, cuando me siento mejor, cuando me siento ordenado.

Y mira que es fácil de verlo, mira que es fácil si lo sientes. La vida es un error progresivo. Sólo al principio no hay ninguna madeja de temores, complejos, ni de instintos que chocan con lo que nosotros elegimos socialmente al hacernos mayores. Estoy cansado de los constantes dilemas, las permanentes incoherencias entre lo que somos y lo que queremos ser. Estoy harto de querer justificarme y escuchar las justificaciones de los demás. No puedo soportar el natural amanecer de los temores y las codicias.

Por eso, cada noche me cuesta dormir y solo concilio el sueño cuando logro imaginar que soy de todo menos humano.

Monday, October 17, 2011

Después del horror

Una verdad universal es que todas las transexuales tienen un book.

Después de decir esto, quiero manifestar mi terrible pero ya enésima decepción para con la especie humana. Acabo de ver un video en donde una niña de apenas 4 o 5 años es arrollada en una callejuela a la salida de un centro comercial por una furgoneta. El conductor se da cuenta, pero sigue hacia adelante, como si hubiera pasado por encima de un maldito montón de arena.

Durante 7 minutos la niña yace al borde de la muerte tendida en el suelo. Esos 7 minutos sólo sirven para que más de 10 personas pasen por delante sin prestar atención a la pequeña, que sangra y tieen varios huesos rotos. Sólo sirven para eso, y para que le arrolle un camión más.


Así estamos. Y yo me pregunto si sería capaz de llegar a ser tan impasible, tan monstruoso. No lo sé, pero este mundo me cansa profundamente. Cada vez más. A veces deseo intensamente la muerte de mucha gente. Mientras lo anhelo me siento puro. Desde una parte muy profunda de mi corazón deseo que según qué gente deje de existir. Deseo que mueran determinadas personas, y que sepan varios segundos o minutos antes que va a desaparecer. Deseo la muerte de todo aquél que no se inmuta o no se quiere inmutar por la vida de una niña.

Veo anuncios en la tv que retratan momentos idílicos en una sociedad fantástica y feliz. Deseo la muerte de quienes originan estos anuncios. Deseo la muerte de los peces gordos impasibles. Deseo la muerte de todos aquellos que crean un mundo en donde la gente sólo cree en lo que quiere oír. Deseo la muerte de todos aquellos que nunca añadieron la autodrítica ni la crítica constructiva a sus valores más básicos. Deseo la muerte de toda la gente a la que no le puedes hablar de verdad. Deseo la muerte de quien no cree en sí mismo.
Así, y sólo así, podremos volver a empezar.


Eso es lo que pienso desde mi parte más oscura.

Pero después me calmo y no quiero matar a nadie, aunqueen secreto me siento feliz por haber pensado así durante unos instantes. Eso significa que aún conservo la cordura, y que soy persona. Aunque sea sólo un poco.

Monday, October 10, 2011

La misma mierda sabe jodidamente bien

Siquiera los muchachos, todos ahí, entusiasmados. Porque en su corazón sólo cupo eso. Sin espacio para nada más. Era todo un paisaje de encajes en donde elementos que aparentemente no tenían ninguna relación, aparecían hermosamente conectados. El sol se convirtió de la manera más demostrable posible en la ilusión, el césped redactaba lo que sucedía y daba apoyo emocional. Las paredes comprendían; se enorgullecían de formar parte del proceso, Y las personas humanas por fin lo podían sentir. Sentir desde un punto en que la muerte no asustaba.

Todos formábamos parte del proceso, y a todos nos sentaba magníficamente bien.
Dime, ¿cuántas veces te ha pasado algo así?
La harmonía daba el sentido total, descubría lo mejor de nosotros.

No tuve que drogarme para sentirlo. Es más, aún lo siento a veces, desde el trabajo, incluso. Miro por la ventana y me desborda la alegría. Son reminiscencias emocionales que me hacen mirar adelante, querer seguir avanzando, me hacen colmar mi cabeza con nuevos proyectos…

Ojalá no las deje de sentir nunca.

Wednesday, October 05, 2011

El juego de la silla

La tierra se contrae y sus conchas mujeres también. Cierra sus trompas, se seca, deja de producir esporas, y sus mujeres lo notan.

Noto sus cambios, los de Madre Tierra; pues soy su confesor, amigo, hijo.

La tierra el año pasado soltó sus feromonas femeninas y las mujeres del mundo sintieron la necesidad de darse al placer, de cuestionar, en caso de tener estables relaciones, si ese era su camino. Muchas de esas mujeres decidieron ser libres y romper con sus hombres, pensando que aún tenían y debían vivir sus últimas locuras de manera autónoma e independiente.

El año pasado, las mujeres con las que me codeo—la mayoría de ellas de mi edad más o menos—decidieron ser libres sin importarles la carga de sus años.

Este otoño, sin embargo, la tierra se contrae y sus conchas mujeres también. Cierra sus trompas, se seca, deja de producir esporas, y sus mujeres lo notan.
Noto sus cambios, pues soy su confesor, amigo, hijo.

Este otoño las mujeres de mi edad temen. Olvidaron ser libres e independientes. Ahora a las mujeres con las que me codeo les ha entrado la prisa. Noto que si enganchan pareja es ya para toda la vida, aunque lo digan con la cabeza baja y resignada. Su reloj de la vida se lo ha mandado.

En el circuito sexual en el que ando sumido, se acaban los Karts que montar. Las mujeres de mi edad se han cansado de creer que aún tienen tiempo por delante y como si estuviéramos jugando al juego de la silla (aquél en que siempre hay una silla menos que participantes), se han sentado en sus lugares y si por ellas fuera, jamás lo cederían. Se quedarían allí en sus sillas toda la vida, por maltrechas e incómodas que sean. “Todo es mejor que no tener un lugar donde sentarse”, deben pensar.

Lo que me pregunto es porqué ha sucedido este otoño.

Y ahora me quedo más solo.

Me tendré que echar novia en caso de que yo también sea gilipollas y me crea participante de mi propio juego de la silla.

Tuesday, October 04, 2011

Sigilo

Iré con cuidado, es lo único que puedo prometer. Me miro y salto de alegría un poco. Lo hago por ti y por verte así de sencillamente entregada. Es como si no existieran los problemas y solo hubiera patines en la playa esperando ser utilizados para surcar las olas.

Es una felicidad plácida, sencilla, rala y que no esconde nada. ¿La has notado alguna vez? Es una felicidad veraniega y cálida aunque empieza al fresco de la noche. Es una felicidad pequeña pero intensa que encuentra su fuente inagotable en una sonrisa penetrante y en una mirada descaradamente felina. Ella se acerca a mí felina, con su cuerpo y sus movimientos felinos. Ella apoya la cabeza en mi hombro de una manera felina. Sigilo. Ella me habla del verano sin soltar palabra, ella estaba allí, en Calafell, allí donde hay tantos gatos abandonados.

Si alguna vez pudiera deshacerme de todos mis pasajeros caprichos y me quedara en su isla (la isla de Ella), mi existencia se revelaría a un ritmo lento y andaría plagada de minúsculas y graciosas síncopas de donde extraer oro puro sería algo extraordinariamente normal.

Quién sabe, quién sabe si llegará el día en que me cansaré de mirar culos y tetas y por fin me entregaré a una sonrisa como quien se entrega al vino cansado de probar todas las cervezas del mundo y haberse llenado la barriga de mierda.

Si ese día llega, tendré mucho de que presumir con tu sonrisa a mi lado

Monday, October 03, 2011

Arameo

“Ahora soy arameo”, me digo mientras me tiro un peo.
Entonces empieza el farragoso viaje, el itinerario del hombre descontento. Una trayectoria basada en pasmosa mansedumbre, un safari en donde el único que viaja es un animal enjaulado. Ese animal lleva mi nombre y por tarjeta de presentación una sencilla congestión nasal y unos oídos tapados. Tampoco podemos olvidar su espalda cargada, algo entumecida.

“Ha sido un buen fin de semana”, me digo. “Es un placer tenerla y retenerla entre los brazos”. Es tan pequeña y vive tan lejos de mí, que es un placer invitarla a casa y verla interactuar con los objetos de mi cultura. Soy un doctor de humanos especializado en la emoción en primera fase. Cuando beso, no beso sino que analizo telegramas.

Desempeño este trabajo desde que tengo memoria, y esté en el lugar en que esté, --por ejemplo aquí—sigo dándolo todo en lo que se refiere a las curvas de comportamiento, a los elementos que nos hacen débiles o que nos dan fe… Ese es mi verdadero camino aunque la realidad diga que me pudro sobre esta silla rallada.