Wednesday, April 25, 2018

Titancillos


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No sabemos exactamente a qué representamos.
Algunos nos paran por la calle y nos dicen que abanderamos su causa.
Después, llegan a casa y ponen el primer canal que encuentren con telebasura.
A veces, cuesta saber cuál es la base real que tienes detrás, cuál es la verdadera opinión fraguada entre aquellos que creen en ti.
Muchos alardean entre ellos.
¡Quién es quién tiene la mayor consciencia sobre nuestra situación?
Caer en errores es comprensible, pero otra cosa es no haber entendido nada desde el principio.

Trato de no detenerme a pensarlo, porque si hay algo que me da miedo, no es lo que pueda encontrar delante, si no todo viene siguiéndome detrás.

A veces luchamos por grandes cambios y cuando llega ese momento de inflexión en que se alcanza la inversión de la curva, te das cuenta de que no es solo necesario saber de qué se huye, si no a dónde se va y cómo se llega.

Wednesday, April 11, 2018

La primera vez


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Fue una juerga, una jodida juerga.
Todo fue una juerga.
Todo lo montaste para pasar el rato.

Ahora sé que hay gente que no puede cambiar. Gente cuyo egoísmo espolea mi carrera hacia el vacío.

Lo escribo desde la lucidez. Desde la simple y llana razón. Y ha florecido en mi por primera vez una sensación que no quería tener en mi vida, y te lo he de agradecer: Es la de desear no saber nunca nada más de alguien. Jamás me hubiera atrevido a  escribir algo así desde el resentimiento. Por eso lo escribo desde la más pura evidencia. La evidencia de haber invertido en algo que no merecía la pena. Lo único que te puedo reprochar es no haber tenido la ética suficiente para haber contenido tu actitud caprichosa.

Ha de quedar algo claro: Una mala persona no es la que desea el mal a alguien. Es sencillamente la que no se preocupa por los demás.

Ahora sé que hay verdaderas malas persones. No son aquellas removidas por la ira ni la rabia. Son más bien aquellas que no tienen fondo a la hora de esperar que otras hagan por ellas lo que sea.  Aquellas que buscan su beneficio sin importar el precio (si lo pagan los demás). Tú me lo has enseñado, y el  paso del tiempo lo ha ratificado.

Qué horrible es vislumbrar esta certeza desde la tranquilidad, la calma y la felicidad.

Pero me veo obligado a escribirlo, porque escribo de todo lo que aprendo, y porque miro atrás y encuentro muy pocas cosas que hayan compensado todas tus llamadas y todo lo que llegué a estar pendiente de ti.

¡Menuda estafa eres! El simple y ciego amor me enganchó irremediablemente a ti, pero ahora que no queda nada de eso, me digo “mira que todos te lo decían, lerdo..." Al final han tenido razón. Es una lección de humildad. Nunca ha existido ninguna gran conexión.

Y ahora, cuando me preguntan si alguna vez me han hecho daño, me veo obligado a pensar en ti. Es imposible olvidarlo.

¡Ya soy una persona completa!