Wednesday, November 29, 2017

Lo común

Tener el concierto, que haga ese frío…

El último ensayo la verdad es que no fue demasiado bien. No he podido dormir demasiado. Llevaba unos días sin revisar si me escribías de madrugada. Pero hoy, al despertar, lo primero que he hecho ha sido abrir el whats app para ver si tenia algún mensaje tuyo.

“Mala señal, voy a tener un mal día” me he dicho a continuación.

Después, con la mañana fría como estaba, he bajado a la calle para ir a trabajar, y he pensado en Calafell. Siempre esa facilidad para pensar en Calafell. He pensado en Calafell y en todos los proyectos que tengo en la cabeza. En retomar el hábito de conducir, en el curso de producción, en persongs, en el programa de radio, en el grupo, he vuelto a pensar en el concierto de hoy y me he dado cuenta de que no tengo ganas de tocar.

Después he vuelto a pensar en ti, y de nuevo, he sentido una punzada de vacío. Otra vez me ha parecido una broma de muy mal gusto todo lo que rodea tu partida.

De nuevo he sentido que todas las motivaciones caían al suelo, que me quedaba sin nada, sin una sola ilusión.

Hay mañanas así, ¿verdad?

Y ahí estaba, de camino a la oficina, preguntándome por enésima vez si ese tío te va a complementar, si te va a dar lo que necesitas y si en definitiva vas a ser feliz a su lado... pero acto seguido me he dado cuenta de que pensar eso es una tontería. Antes debería de darme cuenta que eres tú la que esta cometiendo una maniobra arriesgada.

Irte allí... ¿Qué ha hecho él, de qué manera está luchando para estar contigo? Tú cruzas el mundo y te vas dejando todo atrás… y él, mientras tanto, alza la bandera del victimismo.

Pero da igual, hay cosas que no atienden a la razón...


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Y hay otras que no cambian.

Wednesday, November 22, 2017

Crikôt

Se ha pasado, se ha pasado el momento del brillo y de la pasión mayoritariamente. Desde luego, esto ha sucedido por imposición. Como un estornudo que se corta antes de explosionar porque no quieres importunar a la gente de tu alrededor. Pues lo mismo.

A veces, mientras fumo apoyado en la barandilla, mientras el viento frío del invierno me golpea en la cara, me pregunto cuál de nuestros episodios fue más vivo. Porque hubo unos cuantos, a pesar de que siempre, como si de una obra conceptual se tratara, los elementos apenas cambiaran y fueran sencillos.

El café, las baldosas, los apuntes puntuales sobre tu novio, los restaurantes hindús (claro),  la noche, los paseos sin rumbo…. 
Y yo siempre fumado a tu lado.
Siempre, desde que te vivo, eres un sueño.
-El otro día lo pensé-
Desde el momento en que estás enfrente, eres un sueño de fumado.
Casi literalmente, tu marihuana me hace ser así de complaciente con ‘lo nuestro’.

Después, cuando nos despedimos, muchas veces el sueño continua, pero ya estoy solo en la cama…
Puedo acabar despidiéndote otra última vez, puedo acabar masturbándote mientras te abrazo por detrás, puedo acabar sabiendo que te quedas (cómo duele después), o que incluso nos vamos juntos a cualquier otro lugar.

En esos momentos en que tu efecto es tan brillante, me doy pena, y también tú me la das.

Los días han ido pasando, quiero tener sexo, lo necesito de nuevo. ¡Bendito sea el Señor! Tengo ganas de hacer cosas, aunque sea sin ti, menos mal. El bullicio alrededor, la velocidad de los acontecimientos es tal, que es fácil decidir rellenar de sensaciones prefabricadas  el agujero que abriste en mi pecho y llenaste de angustia. Es bastante fácil…


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Pero los momentos  en que todo se detiene, en que soy yo, y en que me dedico a mí, paradójicamente siempre estás solamente tú.

Thursday, November 16, 2017

De ida y vuelta

Justo antes de aprender a quererte, me pediste que empezara a olvidarte. Todo fue vertiginoso y plácido a la vez,,, y allí donde yo consumía ilusión, tú desperdigabas practicidad. Allí donde yo encontraba ternura, tú dabas con la parte del guión más aprovechable... Cuando yo me dejaba llevar, tú te agarrabas fuerte y a contracorriente...

Mientras te pedía que amaras para abrir camino, tú te convertías en objetora de conciencia, y al pedir que te abrieras, tú me contestabas con una extraña cantata, aprendida a golpe de decepciones.

No me diste un sólo motivo para que me imaginara que fueras a ser más feliz en adelante.

Al menos fuiste honesta, y fuiste en busca de un remiendo para tus miedos.

Como si ese fuera el argumento principal de tu película, de repente te encontraste inyectándote en vena tus propias fantasías, obligándote a consumirlas como quien se obliga a a seguir la estela brillante de un cometa que (quizás) hace millones de años que dejó de existir.

Yo trataba de ofrecerte algo genuino, algo imperfecto, algo que conoces muy bien, sí. Pero nunca acerté.

Espero que haya un tercer acto.

Wednesday, November 15, 2017

Tus fantasías


A veces me quedo absorto observando tus fantasías volar.

Me gusta ver cómo las arrastra el viento primero por el suelo, y cómo las levanta de súbito después, para hacerlas planear...

Sus esquinas están desgastadas....

Entre ellas y en el aire, tus fantasías danzan y se rozan, pero nunca chocan...

Es algo especial...

Es especial ver cómo se elevan entre los edificios grises,

Cómo la luz mortecina y sorda de una tarde de otoño, baña sus lomos...

Son tan delicadas, y en ellas hay grabados tantos, y tantos detalles...

Y en el espacio vacío siguen volando, como si nada, dando vueltas las unas a las otras...  

Ejecutando una coreografía huidiza, ideada por “quién pudiera”,

Son el combustible de tu ilusión de tus ganas de vivir...

Y yo, a veces logro apreciarlas desde la honradez y la gratitud...

Entonces me siento bien por poderlas sentir de tan cerca, de tan, tan cerca, verlas jugar el aire...


Son un pequeño y bello espectáculo, tus fantasías.

Monday, November 13, 2017

YO



Trepando me hallaba, y a pesar de utilizar básicamente mis pies, las mano eran las que sangraban. Mi padre, en el centro del camino pero al fondo, casi como una aparición mística. En el volcán de Santa Margarida, por lo que decían, los sueños acarician la realidad.

Colgado de mi costado, el bocata envuelto en papel de plata y la cantimplora enfundada el sucedáneo de lana. El otoño me regalaba ocres vida. Una humedad casi adictiva se colaba en los pulmones… el olor a ramas hundidas en el lodo era ungüento para el alma y cada metro que avanzaba, era una brazada hacia la superficie y la luz. Lo empecé a notar. 

Era solo yo, yo contra mis propias circunstancias.

Todos los procesos por los que había pasado, ahora conformaban una hilera de capítulos perfectamente catalogados. Los unos, básicos, para entender los otros. Si hubiera faltado una de aquellas etapas, las otras hubieran carecido de sentido. Cuando fui plenamente consiente de ello, pude sentirme vivo incluso en los momentos más bajos.

Algunos me quisieron guiar. Algunos quisieron proponerme el camino que debía enfilar, la decisión que debía tomar... Pero siempre, siempre procuré responder solo ante mi, y siempre traté de buscar la parte más justa, que es la más objetiva, a cada momento. Que soy humano lo sé, que cometo errores y que a veces la envidia y la oscuridad me embriagan, también lo admito. Pero la lucha es constante, y aunque a veces te venzan el odio y la desidia, supe que allí nunca hay ninguna respuesta, nunca en la incomprensión se halla la revelación. Por eso, seguí trabajando incluso en los momentos ruines. No, no hay que perder la fe, y aún hoy, que sigo trepando el volcán, me encomiendo a la verdadera religión, a la mía propia.

No queda nada que reclamar, nunca habrá nada que reclamar, y tampoco habrá nadie que atienda. Yo, soy mi propio juez. No quiero que los demás hagan el trabajo por mi.

Caminos, a saber cuántos hay, referencias, están las que tú elijas.

Avanzando entre árboles que ofrecían como fruto distintas verdades, debía saber elegir de cuál alimentarme. Fue entonces cuando apareció la matemática, el descubrimiento de la existencia de varias realidades asumidas por sujetos con los que comparto plano. Consecuentemente, la justicia tomó parte. La verdadera justicia, aquella que me obliga a valorar los acontecimientos compartidos de la manera más equitativa agarrándome a dos variables principales: Mi propia experiencia en el tiempo y la convivencia con los demás. Me enfrentaba a esa justicia en un terreno impredecible, el de las emociones humanas.

¿Quién puede decidir a quién querer, o con quien obsesionarse? Nadie. Ni siquiera uno mismo. ¿Entonces cómo iba a pedir explicaciones… o mejor aún… a quién se las iba a pedir?

Me gustó comprender, poco a poco, me gustó comprender a lo largo de la senda que abraza el volcán, que sólo yo puedo escoger cómo manejar lo que siento y que decido escogerlo en función de lo más justo para mi, y para los demás.

El equilibrio es la única garantía de avanzar en la dirección correcta. Lo entendí yo, y lo entendió mi padre.



Y así, seguí avanzando, atravesando distintas zonas de vegetación.

Y seguí disfrutando del paisaje a pesar de las heridas.


Friday, November 10, 2017

Abierto

El silencio...

El silencio en medio de un lugar tan poblado. Justo como ahora. Metido en la madrugada, entre balas perdidas, enterrado entre gente que derrochha no solo dinero, entre chavales que evitan mirarse al espejo...

El silencio en un lugar tan lleno de gente ... Me aterra. Me vuelvo loco, me llena la garganta de angustia... Me entran arcadas.... Tu silencio.... Tu silencio tan respetable... No ayuda... Me estoy volviendo loco entre siluetas, entre cuerpos entregados al ardor de la madrugada, entre el bullicio de aquellos montones de carne que se hacen desear... Yo intento ser uno más... Entre voltios lo intento, entre el griterío juro que trato de entregarme.... Pero aún no puedo.... Tu silencio tan medido se me clava en el corazón. Me desespera. Me quiero morir, deseo con todo el corazón no haber vivido, me desangro por dentro ... Es imposible no pensar en todo lo que podría haber sido... Como una cascada de agua hirviendo sobre mi cuerpo, los pensamientos de una vida contigo caen sobre mi piel... En el silencio. Aún no puedo salir de aquí... Trato de respetarte y no puedo salir de aqui... Yo he paseado por las brasas ardientes, ahora lo puedo vociferar... Pero grito y sólo sale... Silencio ... Tu silencio. Quién soy yo para pedir explicaciones... Sólo quiero irme lejos, muy lejos de cualquier parte. Todo lo que construyas, será fruto de mi inconciencia.... Tu reino de alzará sobre mis miedos, tus trofeos sobre mis dudas... Mis novelas se escribirán sobre tus ruinas. Lo intento... Pero en noches tan terrenales, te quiero más que nunca... Muchísimo te quiero.

Thursday, November 09, 2017

La administración de la inspiración


Caras familiares. Sensaciones encontradas. Paseas y conectas la realidad del momento con una memoria sucedida, algún recuerdo aparentemente azaroso.

A veces directamente, la conexión no se establece con una memoria vivida, puede ser un lugar desconocido pero agradable, acogedor. Un lugar también familiar.  Porqué? Ni idea, pero ahí está. Esa extraña conexión se establece fuera de las barreras de contención de los datos vitales. Entonces a dónde coño vamos? A un mundo sumergido, brillante u oscuro, del que nadie nada puede decir si lo que pretende es contarlo a otra persona. Un importante pilar para la fe y por tanto, para la religión. Para el mundo espiritual, para el negocio de la videncia, para los sanadores… y para los artistas también. A mi parecer, la mejor manera de explotar ese lugar familiar, surgido de una cara familiar, es la artística.

Cuando entras en un terreno desconocido, sientes la necesidad de compartirlo con los demás. Llevar a ciertas personas hacia ese entorno.

La forma de intentar hacerlo, es lo que nos diferencia como personas. La forma de trasladar a los demás, aquel sentimiento que no se puede explicar.

Lo que nos hace humanos, y lo que quizás nos diferencia del resto de especies, es la interpretación de esa “zona oscura”, “lugar mágico”, “espacio familiar” con elementos que por separado son irreconocibles a la luz de la memoria pero que en su conjunto reflejan la cercanía hacia un tipo de hogar. La ADMINISTRACIÓN DE LA INSPIRACIÓN. Sabes de qué hablo, no? Es como cuando sueñas en aquellas situaciones que parecen normales, pero que racionalmente son descabelladas. También puede pasar cuando caminas por la calle.

No voy a permitirme el lujo de creerme especial por cazar esa sensación. No voy a decirle a los demás cómo lo siento, o porqué lo siento. No explicaré el proceso. Sólo lo celebraré a mi manera.

·      Pido disculpas por combustionarme espontáneamente hace ya 9 años. Por arder sobre mis rodillas y cobrar conciencia ulterior de que significo.  Perdón por mezclarme con territorios, paisajes y horizontes infinitos de calamidad.
·      Pido disculpas por desprender tanto calor y haberme cansado de las gilipolleces de tanta gente, ya sé que nada va a ser lo mismo
·      Pido disculpas por freírme vivo, por experimentar con mi propio cuerpo y mente en vez de hacerlo con roedores.
·      Pido de nuevo, perdón por haberme hartado de tanta puta gilipollez supina, por hilvanar una existencia de mierda, acontecimiento de mierda tras acontecimiento de mierda.
·      Perdón por rechazarme.
·      Perdón por no haberlo sabido hacer mejor.
·      Perdón por haberme comido el plato ya frío.
·      Perdón por arrastrarme.
·      Perdón por tener todos los defectos que tiene el resto de la mierda de la humanidad.

·      Perdón , por supuesto, por existir.