En la factoría de la vida, abrumado por la luz que entra en
esta habitación de cuatro paredes. Todo limpio y clínico. Por suerte hay una
ventana desde la cual entran potentes haces de luz natural. Paseo descalzo
sobre una superficie que no es exactamente parqué. Es una suerte de material
sintético, plasticoso. Los días de lluvia que he vivido con anterioridad,
sucumben ante este tap tap.
El arte de mantenerse estancado en esta vida que retrocede,
el arte de mantenerse inmóvil pese a los latigazos de la masa social, pese a la
corriente, el cauce del maisntream, siempre me ha interesado. De pico en pico
me muevo si me muevo. En este lugar donde me hallo, esta atalaya que yo me he
creído, no tengo rabo. Carezco de polla. De muñequito. Más bien carezco de
huevos. El deseo sexual fue fraguado y sometido años atrás. Empiezo a entender
lo que ser un espectador sin instintos en la espalda. Ahora me acerco más a la
zona muerta del río, allí en donde el agua se vicia y permanece pervertida,
corrupta. Esa zona, por mal que suene ahora que la describo, es la zona sana.
La zona libre de terror humano.
Lo que menos me duele de ser de carne y hueso, son mis
recuerdos. Todo lo demás, hiede y se clava. El don de la memoria es lo que me
mantiene cuerdo y ocioso. Mezclo grandes sensaciones. No sé quién o qué me las
ha regalado. No retengo las fuentes, solo el flujo que baña mi cuerpo. Ah, sí,
quería aprovechar para dar las gracias a toda aquella gente a la que nunca se
la he dado. Toda aquella que me aportó en forma de puñal alguna vivencia. Hay
momentos que ganan con el tiempo, memorias que se convierten en leyendas particulares.
Por eso, desde aquí, Toni Doblas, gracias.
Evaristo Benitez, gracias. Jordi (el desojado- tuerto perro de Nicolasa)
gracias. Albert (mi mejor amigo de la infancia de Calafell, que a día de hoy
dudo de si era real), gracias. Gracias malón, que te he escrito tan poco para
lo mucho que me has dado. Gracias,…
Si miro atrás no sé por dónde empezar. A otros les invadiría
el desasosiego al no tener sus recuerdos bien organizados y clasificados en
soportes visuales o audiovisuales.
A mí me da igual. Todos al final
nos vamos a morir, y no me importan
tanto las fotos como el dolor de mi propio corazón, como al sensación, mera
sensación de saber que he buscado. He pasado la vida entera buscando ( me lleno
la boca diciéndolo) BUJCÁNDOH.