Thursday, May 25, 2006

Ns/Nc: En caso de duda consulta con las cervezas

Vuelas y no te das cuenta, y algo más tarde te das cuenta. Y los ves pasar en tu memoria. Cuando pasaron de verdad delante de tus ojos no les diste demasiada importancia.
Ahora regresas con los que tomaron parte de tu vida como si fuera té de media tarde. Y esque hay cosas que por mucho que nos encabezonemos en querer, jamás querremos sin previo olvido. Son las doce y media pasadas, y mientras tratas de encontrar sentido a algunos flecos sueltos de las jornadas pasadas, te entretienes con la vida.

Las cosas bellas que conociste en un espacio cercano a tu presente te rozan los pies, te hacen cosquillas, y más tarde se convertirán en pequeñas estatuillas de porcelana a las que reservaras secretos recovecos de tu memoria y de tu cuerpo. Y condenada a vivir días obsoletos incluso cuando todavía tienes lluvia en el pelo, cuando todavía te duele el oído de tanto camión de la basura, te entregas a mejores tiempos pasado. "Tiempos pasados son mejores que presentes" te dices, y te sonríes y te pones guapa frente al espejo de tu imaginación: pero ahí fuera hay otras tonterías que pronto serán pasado.

Conoces a gente. Tú apareces, ellos aparecen. tú te desvaneces, y ellos te esperan. Tú encuentras otras cosas aún cuando te han marcado en el cielo y te obligan a ser conmemorada con algunas estrellas.

Tú los conoces, ellos te conocen. Te han hecho un agujero en el corazón y te lo han desvalijado. Te crees que no vas a poder cubrir esos huecos después de tal fechoría. Y después llega la arcilla, y resulta que el socavón del jardín ha quedado bien disimulado, y ya por fin no te sientes vacía. Con otra argamasa, pero nunca vacía. Es la ley de la vida que primero he aprendido y que más pronto olvidaré. Por que seguiré creyendo que todos mis amigos son diferentes, y que todos sueñan y huelen de una manera distinta. Y claro, esta ley de la vida, exige para su cumplimiento, que le provoquemos herejía.

Pero amén. Ahora que estoy tan suelto y falto de aventuras, por fin lo sé. Y esque puedes ser feliz en cualquier lugar, por que en cualquier lugar hay personas magníficas. Puedes construir cualquier cosa que se construya con tablones de madera, siempre que te ayude Pedro.

Y sí, sí, sí.... es triste ser feliz en cualquier parte. Y somos pequeños depósitos que necesitan ser rellenados. Y la materia se vende directamente dentro de nuestro corazón, aunque creamos encontrarla fuera. Uno tendrá tantos amigos como quiera, porque antes que los demás, está nuestro recipiente, que filtra las gracias que damos a quien conocemos. No hay porqué preocuparse....

¿A quién se le ocurriría darse las gracias a sí mismo por haber conocido a los demás?

Supongo que siempre nos lo perdonaremos.

Tuesday, May 23, 2006

Esquela 17: Desconcierto en el concierto

Las multitudes pierden el control poco a poco.
Normal, los componentes han empezado a saltar al escenario.

Claro que aquella canción con la que da comienzo el concierto, es muy intensa y amante de los silencios. Así que quienes llevan ya mucho alcohol en la sangre, no tienen más remedio que echarse a llorar y hacer despuntar involuntariamente su vello.

Me gusta mirar a mi alrededor para ver cómo goza la gente mientras me entra la buena música en el cuerpo. Me siento por fin completamente integrado. Voy dando vueltas fijándome en los rostros satisfechos.

Y entonces te encuentro allí. Y me parece de lo más extraño que quedaba por suceder. Te encuentro allí, y no sé si acercarme a saludarte. No lo sé. La música que suena habla de deudas pendientes que tardaremos años en pagar…. No sé si acercarme a ti. Pero la magia de la canción me ayuda a creer que puedo protagonizar una vida con algo de literatura. Y he de empezar por saludarte.

Y justo cuando empiezo a ir hacia donde tú estas, aparece un chico que lleva la misma camiseta que llevo yo, aparece y te rodea la cintura con los brazos. Lleva la misma camiseta, lleva la misma camiseta, lleva la misma camiseta.

Y entonces, la canción empieza a hablar de la incomprensión, y de dar las gracias por nada y cosas así.

El cantante hace pender su voz en el punto más álgido de la melodía demasiado tiempo.

Da igual, me digo, da igual. Todo aquello pasó hace mucho tiempo. Sin embargo mi estomago contrae en su interior todos aquellos años que sucedieron desde la última vez que estuvimos juntos, y me quedo a dos días de haberte hecho el amor.

Me parece tan injusto que sucedan estas cosas…¿y a quién no? Pero ya me había imaginado que para que alguien fuera feliz, había de provocar de algún modo la tristeza en el prójimo… sí, ya que de no ser así, este sería un mundo sin artistas, sin música y sin curvas y sin dolor. Sería todo demasiado recto y por mucho que cayéramos al suelo, jamás sangraríamos.

Han continuado con una canción acerca de cómo de mal se coloca el amor. Dicen que el error esta en cargarlo solo sobre las personas.

Claro, es fácil hablar así si lo haces desde lo alto de un tablado y con diez mil personas delante. Más todavía si mientras tanto tocas la pandereta.

Ahora te empiezas a mover y bailas con él. Qué envidia! Voy a volver con mis amigos, me voy a dar la vuelta, pero justo en ese momento, me has visto. Comentas algo al oído del chico que te acompaña. Él asiente y se queda allí y tú empiezas a avanzar entre la muchedumbre hacia mí. (¡¡¡tienes la jeta de venir a saludarme!!!!!). Joder, me cago en la puta de oros, ¿y ahora qué? Siempre has sabido que no me gusta fingir.

“hola, cuánto tiempo, qué hay?”, me dices.

“Mascando chicle y esperando a que me recoja el coche para ir a la parte baja de la ciudad a comprar algo de drogas de mano”

Te quedas mirando mi camiseta. “sí, es la misma que la de tu chico” me digo para mis adentros. Y entonces me siento como una burda imitación de un rolex, es decir un maldito Trolex.

“Parece que tus gustos no han cambiado mucho” te comento amén de tus ojos postrados en la dichosa camiseta. Prefiero renunciar de entrada a una absurda amistad contigo. Lo que quiero es dejarte claro que tú solo me sientas bien si estoy entregado a ti por completo a la vez que tú sacias mi devoción hacia tu feminidad bendita a través de tu carne.

“Oh, él es John Mudson, comentarista deportivo en la BBC”, se desliza tu voz a mi oído. Le miras y él parece absorto en el concierto. Parece bueno.

“Es joven para ostentar un cargo tan prestigioso”, reconozco

“ Sí, tiene talento, y además, no se imbuye en el trabajo…por cierto, sigues como encargado de la cadena de montaje de latas de acuarios?”

“Sí, parece que definitivamente pediré que mis cenizas las coloquen en una de esas condenadas latas”

“bueno, hay cosas peores, como ser un peón en la misma cadena de montaje, ya sabes,(((((***** sonríes, sonríes… ¡sonríes!*****))))) aquello que siempre te decía acerca de aquella película de la que nunca recuerdo el título, aquella de Charles Chaplin.”

“Tocado y hundido”

“No se titulaba así, lerdo!”

“Ya, digo que me has tocado y me has hundido…”

“¿Cómo?”

”Ya lo sabes, estoy intentando volver a romper tu corazón,”

“Aquí las cosas no son como en las cosas que escribes, quizá esa sea la diferencia entre John y tú. Tú solo escribes, él sin embargo, habla.”

“Entonces, para superarle, tendré que “hacer” no?, yo escribo, él habla…pues yo tendré que “hacer””

Ahora la conversación se me ha ido del todo, además suena una canción que me recuerda a una noche a juego con ansiolíticos y a despropósitos que me rajan la piel y me dejan tendido en el suelo y en carne viva.

Te intento dar un beso, pero inicio el movimiento de un modo tan torpe que cuando estoy a menos de dos centímetros de tus labios, ya me he dado cuenta de lo ridículo que ha sido todo. Tú giras la cara y te vas.

Si hubo alguna vez en que definitivamente no fui yo, fue aquella noche.

Sunday, May 21, 2006

Esquela 16: Odio

Odio.
Odio hacia todas las cosas. Odio hacia toda la gente. Odio hacia ti, que no estás. Odio hacia mí, que sí que estoy incluso cuando no quiero estar. Odio hacia la universidad. Odio hacia las asignaturas. odio hacia los profesores. Profundo odio hacia el derecho publicitario. Profundo odio hacia el profesor que lo imparte.
Odio hacia una pared. Odio que contra más fuerte odio, más fuerte rebota contra la pared y más fuerte me pega. Odio hacia la desazón, hacia el cansancio, hacia todas las preguntas de siempre, que siguen sin respuesta, aún creyéndose bien formuladas. Odio hacia la plenitud espiritual, odio hacia la feliz infelicidad que tan mala cara me hace poner por fuera, que tan bien me hace sentir por enmedio, y que ahora, aquí, en el fondo, tanto odio. Odio hacia los días, odio hacia las buenas novelas, hacía las charlas trastocadas por tanto alcohol y tanto deseo. Odio por haber perdido tantas batallas.

Odio por haber perdido la última guerra. Odio por haber perdido contra el afán. Odio por querer ser para mí, odio por querer ser tanto más ante los demás. Odio por sentir siempre igual. Odio por el arrojo ajeno que yo nunca siento. Odio por ir bien peinado a pesar de despeinarme con todas mis fuerzas. Odio por comprender tan sencillo a veces. Odio incluso por ser feliz en algun instante. Odio por respirar, odio por llevar a cuestas tantos odiosos asuntos pendientes. Odio por mi condición humana, odio por mi cobardía, odio por la misericordia que anida en mi corazón y que pía por mi alma. Odio por la misericordia que me recuerda a mi propia madre, que siempre creo que va a estar conmigo ofreciéndome sonrisas incluso en los peores y los últimos momentos. Odio por despertarme antes de morir. Odio por creer que la próxima vez irá mejor. Odio por todos mis pensamientos limpios. Odio por todos los sucios. Odio por concebir, percibir, existir, contraerme, y nunca acabar por querer más que a todo o a nada.

Odio por nunca del todo expandirme. Odio por desear. Odio por desear y odio por vivir. Odio de amor, Odio de amor Odio de amor Odio de amor. Amorodio, Amorodio.
Amorodio rojo sangre espesa mejores amigos muelles y carne blancuzca podrida y triquiñuela que me debes, odio hacia la vida y pasión por la muerte tal y como nunca la explican. Vida hacia la alegría de la muerte secreta que nunca hablan. Esa sonrisa, esa sonrisa, por favor, solo una vez más, esa sonrisa…

Sunday, May 14, 2006

Esquela 15: Lo que queda de ayer

Como siempre, abrazo la noche tan fuerte que...joder, me pregunto si la habré asfixiado. Es un ritual completamente erótico. Incluso las lágrimas de ella, cuando está sola en la cama y se pone a llorar, me parecen enfermizamente sensuales.

La noche duerme en mi cama, o eso me hace creer. Llego tarde a casa, me aflojo la corbata frente al espejo. Por el reflejo veo la melodía de las curvas de aquella niña que siempre viste de negro. Ha sido un día muy duro. Me quito los zapatos, el uno con un pié, el otro con el otro.

Silencio, hay tanto silencio que es muy fácil sentir cómo tratas de que no oiga tu llanto. Me acurruco suavemente cerca de ti, y entonces lloras un poco más fuerte. Me planteo si es mejor que me vaya, si es mejor que te deje tirada en la cama frente al violeta de la luz ultra lunar. Claro, es eso; tu miniatura bella de sollozos significa "dejame sola".

Joder, esque te vuelves tan irresistible, cuando no me quieres explicar nada.

Es lunes, ya es lunes, y la noche se ha quedado durmiendo en mi cama, se ha quedado ahí tirada, y los días pasan, se pintan de rojo unos a otros, se empujan contra la pared hasta que estallan. Después la dejan chorreando de una pintura espesa y mi alma se deshace con suma facilidad. No lo puedo evitar, joder, no lo puedo evitar, pero mi alma se me escapa y se restriega por la puta pared: Así es como me siento.

Después del lunes viene el martes, después del puto martes viene el miércoles, y los días estallan. Estallan y mi alma se rebaña en la puta pared como lo haría un cerdo en el barro. Lame lo que queda de los días que se matan, bebe de los resquicios de lo que podrían haber sido momentos de gloria. Se aferra a los rescoldos de pequeñas grandes sobras... a cornisas antaño derribadas. ¿Y qué sentido tiene, y que sentido tiene que el sol me pegue en la cara?

Después de la mañana viene la tarde, y entonces mi alma se recoge un poco, hace acopio de la dignidad todavía no lapidada, y ello solo provoca en mi corazón una sensación de desazón total. Me siento como un raquetista (que no tenista, por que de haber llegado a ser tenista, le hubiera llamado tenista, pero como nunca llegó a serlo, solo es raquetista), me siento como un raquetista ahogado por su entrenador, cobro la jodida perspectiva, cobro la jodida perspectiva...recoger la poca dignidad que me queda solo sirve para dar un paso atrás, mirarme desde la platea, y ponerme a llorar un poco más fuerte...

"pero has visto como disfruta ese cerdo bebiendo de los días muertos...?" “es como un famélico caníbal que devora a sus mejores amigos, pero nunca engorda”.

Después de la tarde, llega por fin la noche, llega la noche, que ha estado dormida todo el día en mi cama, intento hacerle el amor, pero no se deja, no se deja porque esta tan enfadada como me la encontré la última vez. Y cansado de pasarme llorando toda la tarde, no atino a vomitar ya más lágrimas, y me lamento por parecer tan frío ante la noche... ella no sabe que he estado llorando todo el día. Ella solo ve mi expresión austera, agreste, exhausta pero recta y entumecida de todos los putos palos del día...

La noche se cree que no soy capaz de derramar una lágrima por ella, y aún así, este es el momento de las 24 horas en que me siento más feliz.

Tuesday, May 09, 2006

Esquela 14: La tristeza de haber vivido

Esta noche estoy nervioso. Ya me entiendes, estoy irascible, salto a la mínima. Tengo un mal día y peor noche.
Busco soluciones en donde no debería.

Pedro escribe mientras grita. Pedro no domina su mano. Ella va sola, a su aire. Por fin lo ha conseguido. Pedro lo ha conseguido. Su mano escribe sola. Él no tiene necesidad de salir de su refugio. Uno se recoge, y una vez recogido, debe morir.

Su muñeca escribe y él se puede dedicar a la fina línea que separa todas las cosas. Al límite que fecunda al mundo.

Es la zona limítrofe entre todos los cuerpos, entre todos los pensamientos, la impartible.

Entre el negro y el blanco hubo gris, entre el gris y el blanco hubo algo, y entre el ago y el blanco... y yo qué sé. Solo lo sabe Pedro.

El cielo se pone rosa en las tardes de verano.

De pequeño quedaba con los demás sobre las siete de la tarde. Hacía calor. Lo que más le gustaba era celebrar los cumpleaños de sus amigos: Coca-cola, chetos, fanta, y un cartón de cigarrillos a escondidas.

Era muy divertido. Ahora lo recuerda y no puede evitar que se le escape una sonrisa. Se le eriza el bello y es capaz de darlo todo por regresar allí.

Ellos solían ser buenos ante sus madres, se dejaban hacer la raya en medio con el peine de púas finas que ellas atinaban a dar uso con tanto amor.

Él salía dando saltos de felicidad de casa, el sol suspiraba tras los cerros (tan propensos a los incendios por aquellas fechas).

Se metía en el bosque con los demás y empezaba a mezclar los zumos con el alcohol. Entonces, juntos desenterraban las revistas eróticas. El mayor de ellos, con una deficiencia mental considerable, empezaba a leer un relato acerca de una muchacha que jugaba con el mango de la ducha.

Oían esa historia cientos de veces... tantas, que ya la creían a juego con el olor a pino y a las idas y venidas del tren regional que pasaba cerca de allí.

Nunca llegaban al final del cuento; abrían el resto de las revistas con ilustraciones y los cómics y se empezaban a masturbar.

¿Y qué hay de malo? ¿Y qué hay de malo si no hacíamos daño a nadie?

Yo, como el resto del mundo, quiero agarrar una vida normal: respirar, comer y querer, en mi caso, a una mujer.

Perdonadme! Perdonadme si no soy lo suficientemente frío como para evitar llorar pensando que cuando era joven, todo era mejor, todo era mágico, todo era como una puta hoguera de verbena en donde la leña ardía junto con cualquier emoción que le echaras.

Ahora ya no tengo nada, solo las cenizas de todo aquello. Me agacho con torpeza. Soy alto y me agacho con torpeza. Reúno los vestigios de lo que fue. Me mancho las manos porque entretanto que noto la textura suave y pasada de la montaña de polvo, caen lágrimas de los ojos que se funden sobre ella.

Río. Empiezo a reír de tristeza. Suelto las carcajadas que suelta un viejo arrugado, enjuto y desnudo el día de su juicio final. Jadeo y me desgarro la voz, me caen mocos llenos de angustia de la nariz, soy incapaz de tragar saliva y mi lengua esta tensa como el pene de un perro excitado. Aspiro fuertemente y mis fosas nasales se dilatan. Llega el silencio solo interrumpido por los débiles aullidos de chucho apaleado que soy yo. Los finos hilos de la incomprensión pueblan todos mis recovecos y me empujan hacia el lugar anhelado.

Indefenso ante las natas propinadas por quién sabe quien, la obviedad por fin se hace.

Luego, ya sé para qué vivo.

Vivo para recordar. (además recuerdo para vivir, fíjate tú qué cosas ¿eh?, ¿Tomamos un café?)