Hay una línea muy delgada entre lo que es y lo que debería
ser. Una línea tan fina que muchas veces las cosas que deberían ser, se
disfrazando de cosas que son y viceversa, campando ellas anárquicamente entre
los dos territorios.
Las cosas que deberían ser, suelen despertar la envidia de
las cosas que son. Las cosas que son incluso consideran una raza superior a las
cosas que deberían ser. No las soportan, pero son ellas mismas las que las
elevan. Las cosas que deberían ser no acaban de entender el odio que suscitan
entre las cosas que son. Ellas están ahí, sosegadas, respetan a las cosas que
son, y sencillamente permanecen muy tranquilas, muy naturales. Porque las cosas
que deberían ser, digamos que fluyen. En el mundo de la imaginación, pero
fluyen.
Cosas que pasan. Las cosas que deberían ser a veces se cuelan entre las cosas que son,
generando un estado de felicidad en la masa social. Se considera entonces que
la ficción supera la realidad y se confía de repente en la condición humana. A
menudo, sin embargo cuando una cosa que debería ser se cuela en el mundo de las
cosas que son, las cosas que son tratan de ahogarla porque no soportan su
belleza, supongo. Las cosas que son, son de esas cosas que piensan así como “si
no eres mía, no eres de nadie”. Mal negocio para las cosas que deberían ser.
O las ahogan o, sin ellas saberlo, se convierten en mercancía,
en bandera de unos pocos que son, se tornan en un “por interés te quiero Andrés”.
Se desvirtúan así. Pierden su esencia progresivamente y sin caer en la cuenta.
Porque las cosas que son, son listas a pesar de salvajes.
Hay que matar uno a uno a todos los corruptos del país. La
clase política inmisericorde debe pagar muy duro. Hay que hacer que
escarmienten. Inexorablemente nos dirigimos hacia el dolor. Nadie lo está
sabiendo parar. No hay que ser un lince para darse cuenta. Todos pensamos en el
fondo “a mí ya no creo que me pille, porque ya estaré más muerto que vivo. Pero
muerto estás ya, gilipollas. Muerto en vida. Y postergar es lo único que se nos
da bien. A la mierda con todo.