Thursday, January 23, 2014

Aeroplane

http://www.youtube.com/watch?v=wmaPZIqytGE

Las trompetas suenan a chiste a menudo. El shaker, la caña llena de arena, es la serpiente cascabel. Los bongos, son el vientre de la jungla. Son el latido de la selva.  Las trompetas suenan a chiste, el swing de la batería  nos traslada tibiamente a la parte occidental del mundo, y su voz, su voz es hasta el momento indescifrable.  El alma de la parte natural siempre estará presente en la forma de esta canción.

Wednesday, January 22, 2014

Filtracén

Crezco entre edificios de corte europeo.
Crezco entre inviernos grises y urbanos.
Y a veces, anhelo lo que los demás tienen.
Anhelo echarte de menos.
Anhelo encender un cigarrillo cuando te echo de menos.
Anhelo el abrazo de una ciudad que me entiende.

Crezco entre oficinas colmadas de tedio.
Pero también de ilusiones de gente  que a veces obtiene lo que busca.
Creo en sus vidas. Sobre todo cuando les veo solos.
En su soledad algunos prenden la televisión y ven series.
Crezco al mismo ritmo que los demás.
Sólo nos tenemos a nosotros, cuando nos tenemos.

Me gustaría que me esperaras.
Me gustaría que pasaras una tarde lluviosa pensando en mi.
Me gustaría que confabularas con nuestra ciudad.
Me gustaría que me sorprendieras con algún videojuego nuevo.
Cuando existamos juntos, sé que cada vez que te mire, serás recuerdo.
Cada nuevo instante será revivir una memoria que nunca ha existido.

Venceremos el presente y el pasado.

La nada que hay entre nosotros

Yo también he querido mirar a un punto que permanezca fijo cuando no entiendo nada ni nadie. Hoy por ejemplo, me ha parecido oportuno buscarlo. Y como siempre, no lo he llegado a encontrar. O quizás sí.

Lo he buscado cuando te has sentado en la mesa de mi compañera y habéis empezado a hablar. Hablar de vuestras cosas. He visto tus ojos, que me gustan mucho. He pensado en los dos besos que nos dimos, he pensado en ello como quien piensa en un grato recuerdo familiar, o una escapada con amigos. He pensado en ello sin ningún tipo de complejo ni miedo. He pensado en cómo me cogiste la mano, o cómo me clavaste tu mirada justo antes que me lanzara a por ti. Nunca una invitación había sido tan cautivadora, y a la vez, tan discreta. Después me dijiste “no puedo”, y no me sentó mal. Sencillamente me pareció bien.

Ahora no me parece bien. Porque si entonces me pareció bien, fue porque creí que de algún modo aquello era un inicio suficiente. Un comienzo lleno. Pero han pasado los días, la semanas, ya igual meses. Te veo pasar a menudo por aquí y ahora noto que somos más extraños incluso que antes de conocernos. Es una pena, porque se te ve guapa y me gustaría saber más cosas de ti.

Nunca imaginé una historia tan tonta y a la vez tan reconfortante. No encuentro maldad en tus actos, ni angustia en los míos. De tan lleno que fue el presunto inicio, tan vacío ahora es nuestro día cuando estamos el uno cerca del otro. Tú seguirás con tus cosas. Yo con las mías.


Pienso en todo lo que nos podríamos decir, en todo lo que nos podríamos reír, y al final, en todo lo que nos guardamos. Y eso, ese enfoque sobre lo nuestro -y ya me entiendes cuando digo “lo nuestro”- eso sí que me provoca algo de tristeza.

Tuesday, January 21, 2014

Mamá Kabuto y Gardel

Mamá Kabuto sale del comedor, mamá Kabuto irrumpe con fuerza y le dice al Gardel que tiene que tramitar mejor el tiempo, que tanto pasarse la vida  pensando en lo que mañana vendrá, la angustia por el cuello hace trepar, que el rollete este de pensar en lo que en dos horas será de uno, lleva a todas partes menos a lo que debería estar sucediendo en ese periodo de tiempo. Que tanto frenesí, tanto agobio le hace a uno perder los estribos.

Gardel recoge la merienda de Mamá Kabuto. Su sándwich sin corteza es tremendamente cortante para un alma tan pura y niña. En la terraza, le dice mamá Kabuto, en la terraza con los pies colgando al aire, u con la vista colgada en el firmamento. Pásate ahí ese par de jodidas horas. Tanto hacer y qué no hacer, coño. Hay que ver. Comete ese sándwich, saborea el queso y el jamón, y porfavor, cierra los ojos e intenta no pensar en nada más que en lo que tus sentidos te brindan. Siente a través de las texturas, los colores y el sonido.


Gardel es joven y está preparado para entender aunque no lo quiera. Cierra los ojos cuando se sienta en la terraza, y ni la niña más guapa lo va a detener ahora. ¡No te conviertas en mísero monaguillo, Gardel! Hemos venido para observar, pero no estamos aquí para recibir órdenes de nadie que no sea mamá Kabuto. No olvides divertirte, no olvides ser uno más cuando estás con los demás. Y cuando la luna asome y no haya nadie en la calle, vuelve tu mirada atrás sin dejar de caminar hacia adelante. Relámete de ser tú mismo entonces y estrangula la noche en secreto. Piensa en el camino, en la casa,  piensa en ser normal mientras te diriges hacia donde quiera que vayas. Pero piénsalo en secreto.

Monday, January 20, 2014

El invasor del espacio

Un canuto con la O, dicen que no sabe hacer. El invasor del espacio, a menudo es juzgado por los ignorantes habitantes de otros planetas. Pero si por él no fuera, la calma que se cuela por todos los huecos del universo, sería otra leyenda más. Otro lugar épico fuera de un alcance real.

El invasor del espacio siente debilidad por los planetas áridos. Aterriza en ellos. Yo no sé si es casual o no, pero cuando desciende de la nave, cientos de niños acuden a su llegada. Le regalan prendas hechas de tejidos que jamás podrías imaginar. Brillantes, resistentes, y le dedican enormes sonrisas. Sólo en esos lugares parecen devolverle con gestos todo lo que él hace por ellos. El invasor del espacio, dicen los verdaderamente entendidos, no tiene entidad propia, es solo un reflejo de quién se lo encuentra. Quizás por eso los ignorantes le temen, y los niños lo veneran. En su gusano temporal vive, y para nosotros es difícil dotarlo de una entidad definida. Pero existe. Tiene una forma distinta ante cada persona. Todos lo describen de modo diferente. Y en realidad lo que hacen, es hablar de sí mismos. El invasor del espacio viaja por encima de la locura y de la cordura, y cuando aterriza en los planteas áridos y los niños corren tras él para ofrecerles sus sonrisas puras, el da un trago al combustible de la garrafa, y con una antorcha prendida, empieza a hacer juegos mágicos de luces, que con el atardecer se entremezclan. Con las dunas entrelaza sus dibujos. Los mayores raras veces se acercan al espectáculo. Muchos creen que carece de sentido, otros directamente murmuran que es una forma de blasfemia. Suerte, suerte para los niños.  A ellos no les parece, ese juego de luces más que una especie de anexión a sus sueños, un limbo donde la realidad desgarra la fantasía para proclamarse victoriosa ante la por fin mirada sorprendida de la apatía, la indiferencia, y varios sultanes de lo común más.


Hace tiempo que yo perdí, como adulto, mi capacidad para deleitarme de los juegos del invasor del espacio. Hace tiempo que el destino me tienta para que caiga como los demás; para que tema su forma, desde mi corazón cansado. Pero cuando noto que la sinrazón me alcanza, me dedico a soltar una carcajada con cada salto de cada niño, con cada quiebro que se regalan, con cada grito y con cada ofrenda. Y no, yo no soy oscuro.  Quizás quien me juzga, es quien se tenga que preguntar de qué parte está su corazón.

Friday, January 17, 2014

El Coste de la VIDA


Me irritó la estupidez de Josh, y mira que de por sí, llega a hacer de la estupidez algo habitual en sus actos. Pero esta vez fue especialmente molesto, aunque no sabría decir porqué exactamente.

“eh, venga Chad, despiértate dormilón, tienes que ver esto”

Al principio traté de ignorarle, pero rápidamente, supe que iba a ser imposible conciliar el sueño de nuevo. La resaca que llevaba encima estaba justo en ese instante desatando una especie de orgia en mi estómago.  Aún así, cerré los ojos e intenté pasar del gilipollas de Josh.

“Chad coño, que esta vez no es una puta broma, estoy flipando, venga, mira esto!”

De repente noté el impacto en mi cabeza de algo así como una de las revistas porno que tenemos tiradas siempre en la mesita del comedor, vengan nenas o no a nuestro piso compartido.  Sea como fuere, ese era mi límite, me había dolido.

“Pero qué coño te pasa, desgraciado, no te enteras de dónde está el límite de tus putas tonterías o qué”
“calla y escucha”

El televisor estaba puesto, y los ojos de Josh estaban abiertos como platos. Miraba a la caja tonta con una expresión de fascinación total. Realmente invitaba a uno a querer enterarse de lo que estaba sucediendo.
Se trataba un especial de noticias, y mientras se sucedía una batería de imágenes de lo que parecía ser un científico, ahora trabajando, ahora siendo entrevistado por feroces periodistas, ahora presentando su libro… se oía la voz de la presentadora.

[…] Sin duda alguna, si esta noticia es cierta, estamos ante el descubrimiento más importante de la humanidad, incluso más que el fuego o la rueda, pues se trata de un hallazgo que influye directamente en la duración de nuestras vidas… Sin embargo, muchas dudas surgen, y muchas incógnitas quedan pendientes de resolverse. Primero, ¿cómo puede intercambiar un año de esperanza de vida una persona con otra? Segundo, ¿quién puede permitirse pagar un millón de dólares para alargar un año su vida, tomando ese año de vida de otra persona? ¿Es moralmente correcto, aunque las dos partes estén deacuerdo en el trato? Sin duda, este increíble avance, cuyos entresijos se desconocen, a buen seguro provocará una revisión de los fundamentos de todas las leyes habidas y por haber en las sociedades civilizadas. Una revisión ética desde la base misma de los fundamentos que nos definen como personas… Pero lo que está claro es que estamos ante una realidad. Lo demuestran los pacientes que se han sometido voluntariamente a la prueba del Dr Emmerald Hussein.”

En ese momento, en la televisión aparece un hombre de unos 50 años, de aspecto enfermizo, cuya única vestimenta es una bata de hospital.  Le rodean un montón de micrófonos. Parece una rueda de prensa improvisada…

“Es increíble, cuando diagnosticaron mi tumor cerebral, me dieron dos meses de vida y llevo 8 entre los vivos. El proceso cancerígeno se ha detenido, y voy a comprar otro año, cueste lo que cueste… ¿Quién quiere un millón de dólares a cambio un año de su vida?”

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Monday, January 13, 2014

Openning

Había tres cosas de las que quería hablar en este inicio brillante de año.

Una de ella serán las fotografías. “Las fotografías,- pensé borracho en medio del fragor de nochevieja- no deberían nunca haber retratado un momento bello, si más no, en un contexto social/familiar”. ¿Quién necesita fotografías cuando se encuentra bien avenido con su entorno, cuando vibra con los suyos? ¿Quién puede recordar en esos instantes, tomar una fotografía? Sé que exagero, ¿pero de qué coño trata la vida? ¿De exhibirla? De saciar el anhelo de saberse reconocido por un anillo social gigantesco pero secundario, o de ir un poco más allá siempre en  dirección opuesta, rumbo a la raíz de la emoción, y compartir la pureza del instante con aquellos que en ese instante tienes delante? A veces siento como un arroyo de amor quiere partirme el pecho para machacar a todo aquél que encuentre a su paso. A veces tiemblo cuando me desborda la intensidad… y procuro contenerme, y en ese eterno equilibrio entre lo que haría y lo que hago, encuentro algo que jamás podré compartir con quién no esté cerca de mí en ese momento.

La vida.

Cada vez tengo más por la mano la vida.  Cada vez noto más su fugacidad, cada vez más a la medida de mi bolsillo. ¿De qué se trata? No sé, pero prefiero ser de los que no toman fotografías.

                Ya hablaré cuando me de la puta gana de los otros dos temas.