Sunday, August 30, 2009

Esquela 265: Me ha bajado el Octubre

Viene el Octubre. Viene como una paloma morada y redonda. Viene haciendo "cu, currucú, cuu, cuuuu, cucurrucú"... como las mejores palomas.

Viene tan gracioso como siempre. Colgando de su espalda mis mejores hazañas veraniegas. "No te creas, Octubre, tonto, que te tomo por estúpido". Sé que te gusta que se piensen que eres un inútil. Tú mismo te cuelgas esas cosas en tu espalda.

¿qué es más divertido, reírse de un tonto, o reírse de quien te toma por tonto? Adoro la segunda opción. Esa vulnerabilidad humana es enternecedora.

Viene Octubre. Te sonrío, pero no me río.

¿Cómo he de cuadrarte?

He de empalarte? he de hundirte en el cemento de la próxima época de bonanza?

Qué me ha pasado estos últimos días? Que no sé a que juego. Atino a descifrar rostros debajo de mis besos, que son como la hojarasca que derrochas por los cielos, Octubre. Acierto a ver los lugares en que debía haber vida. Ahora resultan vacíos. Pero precisamente hoy no me siento muerto.

Huelo el octubre, el otoño, huelo toda la contención ya sabida. me vuelvo a sentir vital, vuelvo a sentir como la cabeza me estalla a su manera. mi cabeza y su júbilo. Mi vida y su miserabilidad. Son cosas que van de la mano.

Solo uno. Solo un pensamiento he tenido este verano. Descascarar los deseos de uno es descascarar a Dios. Eso es lo que he pensado.

Y vuelven los días de radio, vuelven las idas y venidas. El frío; los chaquetones. Vuelve esa paloma morada; la única que pude aguantar. La frase, bordada en la bandera de siempre: "qué será de mí?" retumba con vigorosidad en mis sienes. Octubre se cierne y mis fuerzas más tristes afloran. Me acerco más a mis emociones, a mi espesura.

Octubre me ha venido.

Wednesday, August 26, 2009

Esquela 264: Me vuelvo docil con tus palabras

El desquite es lo único que me queda cuando hablo del más norteño de los nortes.



No me preguntes qué es lo que sucedió; no me preguntes por sexo voluptuoso en cualquiera de las sucias esquinas del centro de la capital. No me preguntes por idas y venidas con cartel de una sola noche...

Quién lo iba a decir.



El suave me sienta muy bien. Mañana es más que probable que ella no me quiera ver. La habré tratado como una pequeña y bonita historia. Eso es difícil de comprender en el sur.



Es más que probable que las letras que me dio al despedirse se hundan en su olvido. Yo, sin embargo, las retrendré limpias durante más tiempo del que quizá querría.



Eso da más bien igual. Me quedo con las frases entrecortadas,e l recorte de tu piel, lo comedido de tu perfume...No te voy a ver de nuevo, apuesto a que no te voy a ver por aquí de nuevo. De hecho, estás de vacaciones en este lugar de incautos. Y yo ando por aquí, medio desviado. pensando en cómo se deben ver las cosas desde ahí arriba.

Tú te escandalizabas. Pero juraría que durante unos instantes lo pasaste bien. Me parecía incluso que me querías volver a ver. Sería aquello verdad... El rabillo de la esperanza mañana será machacado del todo o se convertirá en una chispa de fulgurante potencia amorosa.

En Finlandia y su calma, comedida palabra encontré.

Sunday, August 23, 2009

Supérfluo e innecesario

Entran mil historias en la UVI.
Recuerdo con especialmente en el ocaso de mi vida, la que tuve contigo.
Éramos delicados. Éramos como cisnes pacientes en un lago desierto. Teníamos todo el verdín del mundo para nuestras postales. Los árboles siempre languidecían a nuestro alrededor. Oscuros e inescrutables ellos.

Siempre sonriéndonos, siempre creyendo que era tarde. Nunca existió un tiempo para nuestra historia. Decidimos de buen inicio que nuestro momento pasó. En nuestro diccionario no existía el todavía.

Ahora que me he de despedir de mis memorias decido darte un puesto importante.

Qué calma llevabas dentro... la que ahora necesito en mi vida. Qué gran espectadora eras, con tus cigarrillos y tu tristeza. A tu lado todo caía, a tu lado el alcohol perdía su sentido y el café se volvía precioso.

Qué calma sentía siempre a tu lado. Justo la que ahora necesito. Ahora que solo quiero mirar pasar la vida. Ya no hay sitio a tu vera, nena. No, no, ya lo sé, fue culpa mía. Estoy en una etapa, por fin, en que sé que hay cosas que he conocido que va a ser difícil superar.

Bailas?

No dejaré escapar ninguno de los cierres de tu bar. Siempre estaré allí la próxima vez.

Esquela 263: Donde acabamos

Voy pasando. Voy viendo cómo os pudrís. La manera bella en que os pudrís. Mientras tanto, elaboro canciones folk. Guitarras acústicas y un pequeño acordeón que papá arregló en su día, pero que nunca supo tocar.

Envío cartas a todos los amores que podríais haber tenido, y culmino todos vuestros asuntos pendientes de forma facta. Voy recogiendo todas las alternativas una vez tomais todas vuestras decisiones. Creo multitudes de realidades.

Y por experiencia os digo que os caería muy mal.

Pero ese nunca ha sido mi problema.

Saturday, August 22, 2009

Esquela 261: joder tano

Miejas y más miejas de una tristeza incompetente. Odio sentirme a un paso de la indiferencia. Preferiría sentirme puramente miserable. En ese caso no tendría tiempo de mirar a mi alrededor y comprobar lo que podría haber sido.

Ha pasado el verano. De él solo queda ahora el embrollo de mierda que se ha formado en el desagüe después de lavar cientos de platos llenos de la comida de los demás. Lo que más miedo me da es preguntarme si he aprendido algo.

Quizá no es que no hayan más cosas que aprender. No, claro que no. Cosas que aprender hay a montones. Quizá solo es que mi alma se ha cerrado.

Entonces qué es lo que queda?

El salón del comic, el salón manga, una cuenta atrás breve para antes de volver a empezar. Llega con más fuerza que nunca la mano que quiere garabatear la línea tan plácida y recta de mi destino. En la casa hay puñados de cervezas que mis amigos bebieron. ¿se están riendo de mí? Llevo haciendo lo mismo desde que dejé de ser niño.

Ahora soy un hombre que ya conoce una etapa de racionalidad que le precede, la del adolescente abierto y rajado.

Ahora digo "coño, estoy a más altura de la que imaginaba". Mi cuerpo se inclina y he de utilizar mis brazos para no perder el equilibrio. Quizás es por el peso de la corbata que finalmente elegí llevar, que aún con toda mi voluntad para permanecer en el pico, acabo cayéndome. Cayendo a las rocas.

Mi cuerpo se va deshaciendo, va rebotando de saliente en saliente. No elegí ni un buen paisaje. Muero poco a poco. Soy conciente de mi desintegración. Lo último que pierdo es mi memoria, y así, todo duele más. Mírate ahora y mírate años atrás.

He tosido y me ha venido un moco a la garganta. Voy al lavabo y acabo accidentalmente mi esquela.