Friday, September 18, 2009

Esquela 273: Antes de olvidarlo

Estaba con capacidad para volverme pequeño. me volví pequeñito y encaré a ese alturrón que compartía mía edad. Tenía el poder de la juventud, o más bien de la niñez en el puño cerrado. la cosa cantaba bien, no hacía más que olerme el puño falta. De allí la convicción brotó como brota el chorro de agua del manantial más precioso a la par que sublime.

Esto lo cuento orgulloso así porque no hay nada mejor que contar, pero en el fondo sé que es una historia para poco sentirse honrado o más bien nada. Un perdedor, como Máximo Alfonso, vendría a ser justo lo que soy yo.

Nada, que me contuve y por eso me creo más que ganador. Me equiparé a un niñato de mierda con la congestión de la rabia más que aprendida. Y le dije a él que era el hermano del que se creía tan amigo. Casi le machaco la cabeza. pero me contuve y ahora esta elegancia me sienta estupendamente.

Los grupos de rock iban floreciendo en mi cabeza, la gente continuaba bailando borracha. yo buscaba a mi alrededor y sentía más cerca malón que esplugues. Sentía mucho más cerca la destartalación de las casuchas que la altura de los edificios de 5 o 6 plantas.

Sentía los 80 más cerca que los 2000. Y qué le podía hacer? nada veía que era la única solución. explosionar. Pero es que mañana había otro cónclave; extendería un poco más mi existencia de risa, más para no aburrirme y seguir sonriendo. Más para no pudrirme fijándome en cómo voy perdiendo mis piernas. Más para fulminarme al son de todos quienes nos fulminamos. Estos somos aquellos que nos miramos y que nos pedimos a gritos que nuestros cuerpos nos compartan.

Estos somos los que nos babeamos con rabia, nos matamos a ojos mientras los solos de guitarras se vuelven gargantas infectadas. Nosotros nos entregamos vendiendo a nuestra vez nuestras caderas. poco nos importan ahora. Ahora solo cabe el instante en que nos rociamos de lo que éste desprende. Solo somos eso. brillo, estupor, sudor.

Y a la siguiente vez que nos coloquemos, volveremos a cometer el mismo error; esto no es otra cosa que volver a creer en las mismas aspiraciones que teníamos ayer. Otra a vez a perder una única vida en aquello que nuestro vecino malgasta. Nosotros también lo sabemos hacer, verdad?




Después de aquello, del baile, de la búsqueda ridícula pero entregada de mujeres, solo me quedó vaciar el alcohol en forma de letra. letra que hoy, amigo, encontramos aquí. en forma de qué? en forma de aparato reductor y reporductor, en forma de cuarto con olor a pared humedecida. Allí estuve yo, justo cuando colocaban la batería y aquella luz que en el máximo de sus esplendores continuaba alimentando tan tremenda y ténuemente.

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