Sunday, June 01, 2008

Victoria, Merrit y yo

La última papeleta llevaba inscrito el nombre de Victoria. Toda una "señal" para los románticos, amantes del destino. pero para mí, para mí, la victoria es sólo una mirada que dura un instante precioso después de que los cuerpos caigan muertos. Un espacio entre dos momentos definidos, la redención de las únicas piezas indescifrables. El lugar siempre yermo y abierto. Aire en sí. El libro del amor, dice Merrit, es largo y aburrido, y hay cientos de versos que podríamos omitir por obvios. Lo que pasa es que pronunciados en boca de aquella persona que te ha cautivado, suenan novedosos. por eso Merrit me dice que le gusta cuando le leo cosas.

Ahora, con el silencio menos abrupto que de costumbre, y con el estupor más extenuado de lo normal, todo parece una postal. Más que nunca. las ilustración no se caracteriza, precisamente por lo vivo de sus colores. Pero eso ya me pasa conmigo mismo: no emano mucha luz. Mi intensidad es poca. Y si desaparezco, habrá suficiente con un puñadito de energía pare restituir el lugar que deje. Ya aprendo a reír. Ya lo noto... y es como si las palmas de mis manos estuvieran siempre extendidas. Poco a poco la vida me va dañando menos colateralmente.... o quizá es cada vez me doy más por aludido.

Sí, es eso.

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