Thursday, June 12, 2008

Esquela 173: La vida es para los tontos

Se desprendió de la mano. Al final se dejó ir porque no había fuerza suficiente, ya no en sus músculos de carne, sinó en su alma de sal.

Caer al vacío no sabe tan mal cuando te pesa tanto todo lo que hasta ese momento te había devastado los hombros. Digamos que...caes orgásmicamente.

Cuando hubiera hecho lo que debiere, aún sabiendo que no era lo suficiente, ya no tendría sentido nada de nada. Y para ser nada, prefería aplastarse contra la tierra en donde se cultivan las plantaciones de té que abastecen la China entera.

Y acerca de aquello de que "la meta de la vida es cómo te la tomas ", pues nada, que resulta que, en su caso, no había sabido tomársela y se le había colado entre la comisura de los labios y el borde del propio vaso.

Ahora que iba a ser té, esperaba solo caer en boca de alguien que supiera beber sin desaprovechar una gota.



Esa es la historia de los que se reencarnan en cualquier otra cosa que no sea ser alguno. Se tornan viento o mar, se tornan perfume o tierra. Se vuelven, en definitiva, la nostalgia que creemos sentir el resto de mortales en lo más profundo de nuestra dulce e ingenua alma.

Les debemos agradecer que nos hagan sentir vivos.

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