Wednesday, June 18, 2008

Mujeres, lengua, privilegios e instintos

Hoy pensaba, de nuevo.
Pensaba mientras llevaba a cabo el transbordo de línea azul a verde, camino de canyelles.

"Están de obras, mierda", me volvía decir por enésimo día. Actualmente tengo que hacer el trasbordo por la calle, siguiendo unas marcas que hay pintadas en el suelo. Como si fuera gilipollas.

He mirado al cielo. Esta vez no estaba tapado. Una suerte, aunque parezca mentira decirlo a estas alturas. La cosa es que el pensar en la lluvia, me ha llevado a pensar en sus gotas. Gotas que caen en el asfalto urbano, y que algunas veces, éste absorbe sin dejar que se lleguen a juntar las unas con las otras. De repente, he establecido una analogía con la los argots, con las jergas.

en un mundo tan comunicativamente globalizado, aún hoy siguen subsistiendo acentos y palabras características de cada lugar, a pesar de hablarse la misma lengua. Así, un boliviano, hoy en día puede andar en barcelona soltando palabras de su tierra.

Lo lógico, sería pensar que estas se "contagiaran" a las personas del lugar en donde ahora reside. Y ya no me pongo a pensar en lo que, por esta regla de tres, sucedería con internet. El idioma, en teoría, se debería estandarizar, provocando un intercambio de jergas de un modo veloz y natural.

Pero la cosa no va así.

Y es que somos como el asfalto y las palabras que otros nos traen son como las gotas de lluvia: Normalmente las retenemos durante unos instantes preciosos, e incluso las llegamos a utilizar alebosamente. Puede que hasta nunca lleguemos a olvidar su significado, pero, sin embargo, es muy raro que las lleguemos a hacer "nuestras", utilizándolas así, en nuestra vida cotidiana.

Solo cuando cae un chaparrón, el suelo se cala y no puede absorber nada. Eso no ha pasado aquí, que yo sepa.

Hay terrenos más permeables que otros, igual que hay culturas menos integradoras que otras. Pero ojo,! También hay personas más permeables que otras, igual que existe la derecha y existe la izquierda política. Es difícil de asimilar al principio, pero según esta teoría, las personas más permeables, enhabradas socialmente, forman el terreno impermeable, porque sobre ellas prevalece el respeto hacia las culturas intrusas, y por ende su aceptación, y a menudo su estudio y su adopción, en lo que a aspectos positivos de esta se refiere.

Mientras escribo esto me doy cuenta de que he utilizado unos términos demasiado confusos. ya que por permeablidad del terreno se entiende la absorción. Pero esque yo no me refería a la absorción, me refería a la desaparición.

Matizado esto, no creo que ser más permeable como persona (ahora si que hablo de absorción y no de desaparición) o impermeable como terreno (ahora , refiriéndome de nuevo al terreno, se deduce que "impermeabilidad" significa conservación ), quiera decir que se es más influenciable. Eso de que sí es influenciable es lo que alegarán los más conservadores.

Yo creo que es bonito que las palabras lleguen y caigan sobre tejidos impermeables, o gente permeable, para que así, se queden con nosotros y aprendamos de ellas. pero no se puede elegir interiorizar una palabra, como no se puede elegir la mujer de tus sueños. Sencillamente, un día te despiertas, y pronuncias su nombre con total naturalidad. Te lo encuentras vaya.


Porqué digo lo de la mujer??? quizá porque iba yo siguiendo las indicaciones de los cojones, y mientras iba a paso de hormiguita por paseo de gracia hacia la línea azul, se me ha cruzado una mujer fantástica, de cabellera suelta, de caminar decidido y largo, y con una mirada helada. Sus ojos se han postrado en mí. He querido aguantarla, pero,a un par de metros el uno del otro, me ha vencido y he bajado los ojos.

HA sido en ese momento cuando he pensado que yo la miraba a ella, más allá de por aquello de alimentar mis épicos lujos, por mi condición de hombre. Que iba canchondísimo, vamos. HA sido casi una mirada instintiva. Sí, eso es instintiva. Ella no me ha mirado por instinto, no. Las mujeres no suelen mirar por instinto. No se ponen cachondas con tanta facilidad, a menos que se trate de una situación muy especial, no. Las mujeres miran por prestigio. Por el prestigio con el que se agasajan a ellas mismas cuando ven que tú las miras. Esa es su sensación. la sensación de prestigio. La mía es de instinto.

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