Monday, March 13, 2006

Esquela 5: Los nervios



Se pone frente al espejo. Se da los últimos retoques de colorete ella sola. Siempre ha sido una de sus manías. "Cosas de artistas" explican muchos de los que han logrado conocer una parte de su personalidad entre los bastidores.

A ella le gusta pensar que es capaz de hacer olvidar por unos instantes la infelicidad que inunda a los telespectadores. Está todavía en aquella etapa en que se describe como "cualquier otro reconfortante remedio en el estante de productos importados desde el mismo corazón de los EEUU".

El tiempo se le acaba, como a cualquier celebridad de buen ver. Convertirse en anticualla es la mayor tortura para quien encarna el sueño americano.

Su última película la rodó en 1984. Se metió de pleno en aquél año, convirtiéndolo casi en suyo. Y las palabras mágicas -luces, cámara, acción-, solo la tenían a ella por dueña. Definitivamente, marcó aquella época, y se podía decir que quien no la seguía en la TV, no vivía en el mundo occidentalizado.

Encontró una orilla donde posarse. Una arena adecuada en donde escribir su nombre con dignidad, a pesar de las faltas de ortografía que cometió.

Ella era mucho más de lo que fue. Lo fue. Pero la película se acabó antes de que la reconociéramos.

Su perdición no fueron las computadoras, si no los transistores. Nunca pudo superar su calidez nocturna. Nunca pudo mejorar sus ofertas y convites.

Los nervios significan más que estar vivo, estar muerto y en desacuerdo con la órbita del Globo. Los nervios son la peor enfermedad, maltratan el cuerpo de uno, no le permiten reír con naturalidad, ni desatarse y caer en picado hacia la nada. Los nervios matan y difuminan los detalles de la sobremesa. Pero no los difuminan como los difuminaría quien pasa un dedo sobre alguna parte de un esbozo al pastel. Sobre una sombra de un jarrón, por ejemplo, para digerir mejor sus aspecto. No, no es así.

Difuminan los detalles de la vida haciéndonos ser más pesados que ella.

A mí, personalmente, me hace gracia cuando se llora la muerte de alguien. Hay gente que lleva toda una puta vida muerta. Y no les lloramos, no. Más bien nos dan asco. Nos preocupamos por la otra orilla, como si supiéramos donde se encuentra... allí donde deja de latir el corazón.

Y una mierda. No lo veo tan sencillo. Tengo conocidos muertos en vida. Se pasan el día cazando moscas. Solo por que les molestan. Pensemos acerca de ello: Alguien muere cuando la vida le domina. Cuando su propia vida le domina. Cuando, sin darse cuenta, ya no tiene decisiones que tomar. Cuando, de repente, se encuentra catapultado hacia nadie sabe donde.

Así, los muertos son los hombres y mujeres bala.

Yo estoy bastante muerto. Miro a mí alrededor y veo que voy deprisa, y que no me puedo agarrar a nada.

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