Tener el concierto,
que haga ese frío…
El último ensayo la
verdad es que no fue demasiado bien. No he podido dormir demasiado. Llevaba
unos días sin revisar si me escribías de madrugada. Pero hoy, al despertar, lo
primero que he hecho ha sido abrir el whats app para ver si tenia algún mensaje
tuyo.
“Mala señal, voy a
tener un mal día” me he dicho a continuación.
Después, con la
mañana fría como estaba, he bajado a la calle para ir a trabajar, y he pensado en Calafell.
Siempre esa facilidad para pensar en Calafell. He pensado en Calafell y en
todos los proyectos que tengo en la cabeza. En retomar el hábito de conducir,
en el curso de producción, en persongs, en el programa de radio, en el grupo,
he vuelto a pensar en el concierto de hoy y me he dado cuenta de que no tengo
ganas de tocar.
Después he vuelto a
pensar en ti, y de nuevo, he sentido una punzada de vacío. Otra vez me ha
parecido una broma de muy mal gusto todo lo que rodea tu partida.
De nuevo he sentido
que todas las motivaciones caían al suelo, que me quedaba sin nada, sin una
sola ilusión.
Hay mañanas así,
¿verdad?
Y ahí estaba, de camino a la oficina, preguntándome
por enésima vez si ese tío te va a complementar, si te va a dar lo que
necesitas y si en definitiva vas a ser feliz a su lado... pero acto seguido me
he dado cuenta de que pensar eso es una tontería. Antes debería de darme cuenta
que eres tú la que esta cometiendo una maniobra arriesgada.
Irte allí... ¿Qué ha
hecho él, de qué manera está luchando para estar contigo? Tú cruzas el mundo y
te vas dejando todo atrás… y él, mientras tanto, alza la bandera del
victimismo.
Pero da igual, hay
cosas que no atienden a la razón...
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Y hay otras que no
cambian.
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