Bebo, río, me entristezco, la noche pasa por delante de mi ventana. el calor me abrasa el cuerpo, pero allí adentro, en el lugar abstracto de mis pensamientos, solo hay un hombre desesperado por no alcanzar a ver más que rascacielos blancos y vacíos.
la metro vuelve a ser inhóspita. Las drogas no me funcionan con ella. Solo me hacen ser más huraño, esquivo.
No le quiero reconocer las veces que se me escapa la risa cuando la pienso. no la quiero asediar a cartas o palabras, no quiero que sepa que a veces sufro por su ausencia. No quiero parecer un perro deshauciado, alguien sin hogar que reza por que le vuelvan a dar una oportunidad. ¿qué oportunidad me va a dar ella, si nuestro castillo era solamente de naipes?
Así la única leña que hecho a la hoguera es la esperanza de ver su cara de nuevo. eso siempre suele hacer prender de manera adecuada la llama...
Le digo y le digo, la desdigo y la desdigo: la visto y revisto, y la desnudo una y otra vez. Dónde voy sin mis recuerdos? hacia dónde proyecto mis ilusiones?
estoy siempre tan tranquilo... porque creo que cada día puedo ser capaz de verte y aplastar todas las elipses temporales que hay entre nosotros. La última noche fue contigo. La anterior también. Y unas cuantas antes. Muchas. Y mi amargura por el enénismo extravío tuyo se desarrolla en un marco de placidez asombrosa en tanto en cuanto que inquietante.
Siempre tengo la seguridad de que nos vamos a querer algún día... Me gusta saberlo... pero también hay una realidad que se quiere hacer hueco para hacerme llegar el día en que te vas a cansar de cansarte de mí y vas a decidir cansarte de la vida al lado de otras personas.
Sabes de qué hablo cuando hablo de Londres. Sabes que es "una mierda de ciudad". Pero eso solo es el título de un buen libro o mejor recuerdo. Un epígrafe adecuado, quizá....
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