Thursday, November 06, 2008

Esquela 203: Norteña

Viene desde el norte y hace temblar todo mi mundo. Y después, solo queda la oscuridad, y el repiqueteo presumido de las sirgas enredadas en los mástiles, la brea incrustada en los cascos y el olor a combustible.

Siempre tuve claro que la cultura de la cual menos tenía que aprender era aquella de la que ya me rodeaba. Y después, como un tesoro cualquiera, viene el silencio del norte. La llanura en forma de océano y la razón propia, danzando por encima del agua.

Si la música tiene algún significado, y si lo más preciado para el más desorientado, es la referencia más cercana, primero construiremos un mapa con los secretos de las culturas más alejadas.
Y mientras las dibujemos, dejaré mi cuerpo muerto. Cualquier vehículo debería parar.

Ahora te veo.

Haces luces, ralentizas el ritmo. Hace tiempo que no doy con alguien amable en mi camino. Te has parado unos metros más adelante. El motor, sin embargo, no deja de sonar. Te veo mirar hacia atrás. No me lo creo. Voy a ir hacia donde estás.

Y justo ahora, estoy ahí, yendo hacia adonde estás. Y me parece ya un milagro que te pares con el aspecto desalmado que llevo. Sé que aún puede haber muchos motivos por los que no pueda ir contigo a ningún lugar. Quizá sigas otra ruta. O quizá, sencillamente, seas tú la que necesita ayuda para cambiar una rueda.

Da igual, ahora unos resulta que hacen lo que otros hacían. El paisaje puedes ser tú. Puedes ser la primera piedra o el punto de partida.

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