Sunday, May 04, 2008

Esquela 165: Ensayo sobre la pretensión y el vacío

Colgados de peligrosas carcajadas, hubo el día que aún hoy por suerte dura y mañana continuará durando, en que nos volvimos a agarrar los unos a los cuellos de los otros.
Que no me pregunten de qué coño va la amistad, y que no me den lecciones acerca de ello. Intentar poner palabras a según qué situaciones es imposible. En eso estamos de acuerdo. El problema no es renunciar a pensar en ello. El problema llega cuando se le quiere encontrar la lógica a las relaciones humanas en el campo de la amistad.

Hay muchas personas que se creen con la potestad de decir tal o cual, que se creen con el derecho de saber cómo sentimos los demás. Eso es lo que me da rabia. Me da rabia que esas mismas personas inventen frenos sociales en el camino hacia la plenitud amistal: frenos que describen en libros que después, algunos de nosotros (los más gilipollas y los menos auténticos) compramos. Los compramos, leemos los prejuicios de los que nos hablan aquellos sabiondos, y
después, inconscientemente, los asumimos como normales. Los acabamos viendo (los perjuicios) los acabamos, en el peor de los casos, compartiendo, contribuyendo así, a consolidar una serie de convenciones sociales.

Es un rollo, pero parece que sucede. El error de base, bajo mi punto de opinión es sencillo. No se puede hablar de conductas, no se puede explicar absolutamente todo acerca de las personas, ni de lo que las rodea. Siempre hay un vacío en la pretenciosa descripción del género humano, que juega un factor decisivo en nuestro comportamiento.

Es inoportuno siempre, siempre es inoportuno, (y no hay nada más descorazonador en esta vida, que ser siempre inoportuno), tratar de encontrarle un motivo consciente a todo lo que nos sucede. Ello no significa que debamos aletargarnos bajo ningún manto de ignorancia. No decía eso, gilipollas. Lo que vengo a decir es que precisamente, para entender, hay que aprender a no ser capaz de entender según qué cosas.

Esto me lleva a pensar en que, más allá de poder estar equivocado (que eso en realidad me da igual, porque de lo que se trata es de tratar de llegar siempre a algún sitio mientras reflexiono), me lleva a pensar en algo entristecedor (qué original, ya).

Es fácil. Yo siempre pienso que la mujer que colme mi corazón será extranjera. una muchachita con la que me cueste hablar de temas profundos (porque los pensamientos que tenemos, llegan hasta donde llegan nuestras palabras). Siempre lo he pensado, he querido creer que lo pensaba por el hecho de pertenecer a una cultura distinta, hecho que conllevaría que yo la fuera conociendo más lentamente/sabrosamente de lo habitual. Pero resulta que no, que lo que pasa es que quiero conocer una mujer con la que haya un permanente vacío comunicativo, una zona muerta entre nuestra relación lingüística, sencillamente porque siempre vincularé todo aquello que me sea desconocido por razones de "incompatibilidad comunicativa", con algo mágico, interestelar, e indescifrable. Por ende, algo permanentemente extraño y atrayente.

Es así de sencillo.

Ambos hechos (lo de la mujer que quiero amar y lo de los hombre estúpidos que se preocupaban más de poner nombres a los sentimientos y de dar con un "mecanismo supremo" que explicara todos y cada uno de los recovecos de la condición humana) están sumamente conectados y me alegra comprobar que soy coherente conmigo mismo: Y esque es mejor no hablar a veces y dejar que la imaginación actúe.

Porque la imaginación es imaginación por ser inexplicable razonablemente. Entonces, ¿qué coño intentan explicar acerca de ello? a qué coño jugamos? La sustancia de las cosas no existe. No existe, no está. Nada, ninguna opinión acerca de la percepción se puede rebatir. No hay ningún elemento íntegro y común para describir un objeto, nada existe de por sí. Todo existe por estar entrelazado. Pero una cosa sola, siempre es nada. No se debería dotar de magia a los elementos. Solo se debería aceptar la "percepción privada" de las cosas, de todos y de cada uno. Eso sí, siempre libertad de percepción hasta que, no se solape la tuya con la mía, nena.

Y es que creo que más allá de la percepción (ligada al valor de la libertad), que es un valor privado, se encuentran los valores públicos, como el equilibrio y la armonía, (que no sé si es escribe con o sin h).

No comments: