Thursday, April 25, 2013

Vívida



Éramos parabrisas; imparables parabrisas que podían con todo aquello que se a su paso encontraban. Yo te tenía a mi lado, bailando exactamente al mismo ritmo que yo; sin ti yo no era nada, igual que tú sin mi; parte de aquél vehículo sangre; vehículo alma, fulgurante vehículo; Berlín, Tokio, su comida, las mantas, tus promesas, el dolor más intenso que nunca he sentido es idéntico a la felicidad que me invadió; cada rincón de mi cuerpo protegido por tu piel, tú me cubrías pliegue a pliegue; los recuerdos echados a perder emergen con fuerza; las glorietas, las cortadoras de césped y su rumor;  Y sobre todo aquello, tus promesas,  aquellas por las que aún hoy sigo siendo quien soy; aquellos grandes salones y los vasos comunicantes entre nuestros corazones; siempre tan vacíos, siempre tan ávidos; tus uñas clavadas en mi espalda; colándose entre mis costillas; sentía por fin que estaba completo; sentíme completo, obrado, cumplido, consumado; tocado.

 La velocidad de tu amor quemándome por todas partes, convirtiéndome en un despojo de carne que cauteriza a los segundos; Perdiendo por el camino elementos que ya no sé si fueron indispensables en algún momento, manchando las paredes, golpe a golpe; cada impacto es un impulso en forma de luz, de brillo; yo a tu extrema merced; el riego de tu saliva a abrasándome desde bajo mi oreja hasta la ingle, una cicatriz invisible pero imborrable, inquebrantable que a carcajadas rebate al tiempo; Todo por culpa de tus jodidas promesas, que yo soy lo que soy, un constante saco de tierra raído. Y las piedras me lo recuerdan, me recuerdan que sobre ellas, con tus yemas colocaste mi sangre, y que con mi fluido dibujaste tus sueños, por eso,  duele tanto; más cuando el sol irradia calor, cebándose casi tanto como tu propia indiferencia a día de hoy; sentada tú en un banco, prometiéndole a otros que su vida será mejor, arrancándose su alma por ti sin tu pedirlo; pero esa es tu condena, marcar, marcar y marcar: ser recordada por quien desconoce que te recuerda, pero obra cada día por y para ti.

Como yo ahora, que te he vivido tanto que no te he vivido, y que sin embargo se que a ti me debo, y que cada paso que doy lo doy porque no había otro remedio, pues cualquier otro que hubiera dado después del día que te concebí, también hubiera sido por y para ti.

No comments: