Tuesday, April 23, 2013

En pro de la absolución


Llega la fuerza, llega por fin, llega en forma de sol; llega en forma de deportivas, llega en forma de caucho; y de nuevo, en forma de camino de tierra. Ya sabes que es algo, quizás lo único que nunca me canso de repetir cuando se trata de escribir. Te lo podría repetir millones de veces: El gran falo, la pizzería del paseo, la chica que me gusta, Nuria, su aparición en mis fantasías sexuales de adolescente; aún retengo con claridad los instantes en que la penetraba; ella siempre se ayudaba de una barra de hierro que no sé de dónde salía, para subir y para bajar, mientas suspiraba y los mechones que le caían por la frente se elevaban por la corriente que su aliento caliente generaba. ¿Cómo olvidar aquellas mañanas jugando con su hermano pequeño a Banjo Kazooie, cómo olvidar las carreras por sobre los bordes de la piscina; jugándonos siempre el tipo; cómo olvidarlo, aunque ahora lo único que me quede ya de todo aquello es el lugar. Porque el tiempo se fue, el tiempo ya se fue. Sólo queda el lugar; una muestra más de la fragilidad de todo menos de la posición.
Todos, absolutamente todos, tenemos muchas cosas que contar acerca de nuestros veranos.
Todos, absolutamente todos, sentimos que alguna vez hemos sido únicos y especiales.
Todos, absolutamente todos, hemos creído escribir las líneas de nuestra propia historia en algún momento.
Todos, absolutamente todos, hemos querido querer.
Todos, absolutamente todos,  hemos deseado ser comprendidos después de creernos incomprendidos
Todos, absolutamente todos hemos deseado tenerla, tenerla cerca y pasar la tarde con ella.
Hemos deseado que el sol muera antes de que ella desaparezca, que la luna se angustie por dejar de ser la protagonista, porque todos hemos deseado girar alrededor de ella.
Todos, absolutamente todos, guardamos algún instante que no cambiaríamos por nada del mundo.
Y todos, todos, deberíamos tener una referencia eterna, que no es otra cosa que un lugar; para no olvidar quienes fuimos, quienes somos, quienes seremos, y el hueco que dejaremos.

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