Querida Enera,
Aquí estoy escribiéndote después de tanto
tiempo.
Discúlpame, el paso de éste sigue gastándome bromas de mal gusto. creo que es algo de lo que nunca me voy a librar.
Discúlpame, el paso de éste sigue gastándome bromas de mal gusto. creo que es algo de lo que nunca me voy a librar.
A menudo, sin embargo, recuerdo cuando saltábamos de
un árbol a otro, éramos monos que
robaban miel de los panales prometidos.
Ni en mis peores pesadillas esperaba envejecer. Pero
aquí estoy, envejeciendo en el tiempo, con todo lo que ello conlleva. La
distancia nos ha convertido en conocidos, aunque sé, que si dios quiere y nos
volvemos a encontrar en el mismo punto físico, volveremos a ser amigos.
Ser arrastrado por la corriente no está tan mal, pero pesa saber que ya no
somos aquellos niños, que los errores se pagan y que las facturas saldadas con
retraso suponen a menudo altos intereses.
Ahora mismo, soy todo aquello en que nunca me quise
convertir, y aún así irradio menos tormento y angustia y más alegría y
felicidad que cuando era joven. Pero ya sé que este estado forma parte del
proceso de adormilamiento, del abandono del estado de alerta. Sé que esta
positividad no es más que consecuencia del vacío emocional, de la ligereza de
quién se ha rendido y ha renunciado a llegar allí donde se veía capaz de
llegar.
YA sé que todo esto te importa un pimiento, o que por
lo menos, aborreces la manera en la que te lo he escrito. Quizás me ves como una especie de anciano
descorazonador que sale a la calle con aquella gorra y aquellas bermudas que le
llevaron a la popularidad en sus días dorados. Puede que sea así.
Al grano, mi estimada amiga.
Aquí, las cosas son las que son. Aunque también hay
espacio para la burda ilusión. Dentro de este estilo de vida completamente urbanita, occidentalizado, frenético, y
superficial, que llevo, he logrado marcarme
pequeñas metas. Metas de soñador amateur. Más allá del trabajo de
siempre, el salario de siempre, la casa de siempre, la soltería de siempre, hay
progresos en la música.
Tengo un par de conciertos programados, uno en
solitario con un amigo joven de alma y de fuerte ilusión, en un pequeño bar de
esplugues. El bar que me vio crecer como artista. Este tendrá lugar en un mes.
Y al mes siguiente, a finales de junio, tengo un gran concierto con los de mi
grupo, donde aprovecharemos para presentar en disco que estamos grabando. Este
concierto se celebrará en sala Bikini, una de las salas más importantes de Barcelona,
con lo que el acojone es chico. Es momento de darlo todo, querida. Sin miedo.
Algo que debí aprender de ti hace tiempo, pero que hasta ahora nunca me había
planteado aplicar. Sin miedo.
También busco piso para irme a vivir solo. Actualmente
comparto con tres nenas y estoy un poco cansado. Odio saber que mientras
descoyunto a una nena a pollazos ellas se mueren de envidia escuchando tras los
tabiques de papel. Esto es un decir, pero ya me entiendes.
Poco más desde Barcelona. Por ahora. Te podría hablar
del buen tiempo que hace, este sol primaveral que te obliga a estar exultante
día sí día también, o de cómo ha cambiado mi relación con mis amigos de toda la
vida, todos ellos emparejados y más imbuidos si cabe en un estilo de vida gris,
opaco. Pero somos más felices que hace años. Recuédalo. Podríamos decir que los muchachos han ido
encontrando su lugar. Su hogar. Su sitio en la vida. Vidas sencillas… sumidos
en las cuales no es necesario preguntarse cosas que vayan más allá de la compra
de la semana. Han encontrado su lugar. Y yo me estoy acercando al mío.
Y tú qué, wapppy? Y tú qué, amor? Todo bien? Háblame de
tus proyectos, de tu vida en Berlín, de tu relación con J, todo sigue
igual? Espero que sí, ese chico me cayó realmente bien. Cómo va tu cruzada en
el mundo de los mimos? Hay trabajo? Los alemanes cada vez me caen peor. Nos
endosaron un 4 a 0 ayer y la merkel es una mujer sin ideas que hasta hace poco
se veía a sí misma con carácter y capaz de todo y ahora se siente como lo que
es, una anciana desnuda a las puertas del juicio final, temerosa por sabedora lo
mal que lo ha hecho todo.
Espero verte pronto de nuevo y poder darte un fuerte
abrazo.
Se despide un oficinista gris disfrazado de lamentable
artistilla.
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