Tuesday, January 15, 2013

Nadia


En el caso de hoy, sólo yo he cruzado la línea. Me pensaba que íbamos a ser los dos los que rompiéramos los límites, pero llegar hasta aquí ha sido más importante que el hecho de que me acompañaras- El problema es que ahora miro a mi lado y te quedaste muy atrás.
Hacía tantísimo tiempo que no me sentía con las fuerzas de ir un poco más allá, de caer de lado y romperme las costillas… que mira, finalmente es así como me he encontrado; ante esa gran ostia a la que le perdí el espeto.
Ha llegado muy pronto, tan pronto como tú has desaparecido. Y no, tengo claro que no voy a rogarte. No lo mereces. No lo mereces por una sencilla razón: Has sido cruel conmigo. Alevosamente cruel. Quisiste retenerme para sentirte fuerte frente a los demás, para que fuera una carta de refuerzo en tu estrategia. Una estrategia levantada para batir a otro. No a mí.
Y todo lo que estuve esperando, sobrevino en una sola noche; Todo lo que hube soñado, ocurrió en 10 horas. Fue tan fugaz, que no tuve consciencia de la magnitud de las emociones hasta varios días después. No las asimilé hasta ahora que me sobrevienen. El problema es que si mi cuerpo ya no estaba preparado para asimilar tantas cosas buenas en tan corto intervalo de tiempo, imagínate si también ha de asimilar ahora una desazón igual o peor de potente que tu sorprendente presencia.
Hablo de tu ausencia.
Me gusta, siempre me ha gustado relamerme las heridas, pero tengo la boca pastosa de la espesura de la sangre y el sabor propio del hierro me hacen saber que no estoy tan bien como cuando recibo otros golpes.
Llegados a este punto, sólo cabe desear que sea el fondo de todo. Solo cabe esperar que mañana quiera volver a empezar, que lo voy a conseguir. Me enjuago con estas palabras la piel, y veo caer tus gestos y tu olor. Me despido de todas las fuerzas que me has dado.
He cruzado la línea y nada es como esperaba. Tú sólo me dejaste a las puertas de este principio.

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