Thursday, January 10, 2013

Cinderello

Ya lo vuelvo a sentir, ya me vuelvo a colocar los cascos, ya vuelvo a seleccionar esa misma canción de siempre. Already over it; Ya vuelvo a pensar que he perdido una buena moza. HAcía tiempo que no me sentía así... Joder, qué bien  sienta cuando piensas que te pondrías hasta el culo de éxtasis con la persona a la que adoras al lado. Cuando te dices “cruzaría la frontera por ti”, y de repente ya estás en ese coche destartalado. No sabes cómo, pero no te ha costado llegar hasta allí. El viento cálido te pega en la cara, el cielo se contagia del naranja arcilloso del terreno. El motel de siempre, en la carretera que sea, el motel de siempre; Los olores ácidos de la gasolinera; la camarera que mascar chiclé e itinerantes camioneros en la barra.
Por mucho que corra, por lejos que vaya, hay cosas que no puedo dejar atrás, es cierto, ahora lo comprendo. El amor es una de esas cosas que jamás puedes dejar atrás. Llevo varios años escuchando esa frase, y hasta hoy no la había comprendido.
No puedo. Mick tampoco puede. Nadie puede.
Debemos seguir corriendo porque preferimos sentir el dolor del esfuerzo mezclándose con el dolor puro del desamor. Cualquier tipo de dolor es mejor que el dolor puro, claro está; debemos seguir huyendo porque preferimos renunciar a nosotros mismos a que el destino renuncie a nosotros. El amor por una nena así se anuncia: contundente e implacable. Se dirige a tu yugular. La secciona sin vacilar. Entonces, por fin corres como el pollo sin cabeza, asumiendo una sinrazón de trayectoria que sólo acabará cuando caigas desfallecido en algún rincón
¿Ahora qué hago, si estás encima de mí siempre?

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