Yorgos Papandreu se encuentra de pié, mirando a través de la ventana de su despacho. Entonces Eva Kaili irrumpe en la sala. La cara de la joven refleja cansancio, tensión. Son días duros.
- ¿Yorgos, se puede saber en qué estás pensando?
Yorgos permanece con la mirada anclada en la nada. Su tono de voz tranquilo contrasta con la excitación de la diputada socialista.
- ¿Que en qué estoy pensando? Muy sencillo: pienso en la democracia. En el verdadero origen de la palabra. Pienso en todo lo que hemos construido a su alrededor, en todo lo que hemos levantado. ¿Y sabes qué veo? Veo un gran edificio defectuoso; un edificio sin suficientes puertas ni ventanas. Veo un espacio voluminoso pero absurdo. ¿Qué es un edificio si las personas no podemos mirara a través de sus ventanas, como hago yo ahora mismo?
La diputada parece contrariada pero Yorgos continua
- La política también puede ser un arte, puede ser amor. Aunque parece que todos lo hayamos olvidado… Estamos sometidos. El pueblo lo sabe. ¿Y a quién nos debemos? Al pueblo. No sabemos qué va a pasar, pero ha llegado la hora de tomar nuestras propias decisiones.
No me vas a creer, pero yo veo en toda esta situación una oportunidad. He leído ya algunos artículos en la prensa internacional… todos se han apresurado a calificar nuestra salida de Europa de locura. Explican que nos convertiremos en un país tercermundista… Pero yo he estado en las playas de Mika Tea, yo anduve en mis años mozos en San Francisco Libre… Y los atardeceres no sentaban mal a nadie. Se trata de volver a aprender y de renunciar a lo que aunque no lo parezca, no hace más que angustiarnos… Es una oportunidad para volver a creer que otro mundo es posible. Algunos debemos ser los primeros.
Los liberales del resto de Europa nos han llevado hasta aquí, queriendo estirar la cuerda al máximo para sacar los mayores beneficios de nuestra situación. Ahora les anega el miedo, porque la cuerda está a punto de romperse.
Ellos ladran, Eva. Ladran porque tienen miedo.
Les vamos a enseñar que no hay nada que temer.
Eva, en ese momento se debate entre la felación y la llamada a seguridad. Yorgos parece haberse dado cuenta y le espeta:
-Eva, con ese nombre, tú debes ser partícipe obligada de este nuevo origen.
Eva elige la primera opción.
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