Cuando más me deturo a pensar, más cosas encuentro mal colocadas. Es el sencillo esquema del pez que se muerde la cola. Voy corriendo, pero he de tomar un descanso. Y sentir cómo cada vez que te detienes porque te duele el pecho del cansancio y te pesan las piernas sobremanera, las angustias te invaden, es como vivir en un infierno plácido.
Sabes, digo que quiero cambiar cosas y nunca cambio. Llevo dos años queriendo cambiar algo. No tengo el don de querer.
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