Sunday, November 18, 2007

Esquela 116: Preámbulo navideño

Estos días hace mucho frío. Temo por la tierra y por mi integridad física. Me pica la garganta mientras me asomo al balcón y observo como engalanan las calles. Luces de navidad subvencionadas por los comerciantes de esplugues. He de empezar a pensar en regalos, en descontarme una parte del sueldo y reservarla para los grandes centros comerciales. He de quemar billetes sumido en la gran multitud; a saber; tiendas atestadas dee gente al borde del orgasmo, que ríe y solloza, que corre y que pisa, que pega codazos y babea.

El invierno, a diferencia de lo que los científicos nos puedan explicar, no existe antes de que existiera la especie humana.

El invierno, ha sido una medida que ha tomado la propia tierra para hacernos un favor a las personas. El invierno, con su frío, impide que sudemos lo que deberíamos sudar dentro de los centros comerciales. Imagino unas compras navideñas en pleno verano: Tumultos en las puertas de acceso de las grandes superficies. Gente cayendo desmayada por el hedor de sus iguales. Unidades del SAMUR superadas por los acotecimientos, histeria y descontrol.

En el hemisferio sur lo deben pasar mal.

No sé. Igualmente me gusta la navidad, y me gusta mi pueblo. Y el aceite.

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