Thursday, November 15, 2007

Esquela 114: Parece que nos hemos alejado de tanto volver

No es un coche más: la primera razón es que desde aquí dentro, no se ve ningún otro por la carretera. Vale, tampoco hay luces. Es curioso que regresemos a Chicago. Las razones que nos traen de vuelta, son las mismas que arrastrarían a la costa cualquier resto de un naufragio.

¿La corriente?, ¿el amor? ¿la apatía?.

Como un resto de madera blanda es mecida y transportada y después hundida progresiva y suavemente en la propia arena. Luego, el agua espumosa de una ola rota recién, se asemeja a la madre de dicho pedazo inerte de casco de barcaza. Se encarga de arropar con ternura aquél resto de nave. El oleaje encrespado o manso es una madre sobreprotectora para aquél fragmento podrido, una madraza que recubre con su manto blanco a su hijo predilecto, una y otra vez. Todas las que haga falta.

Nosotros volvemos a Chicago porque nuestra madre nos ha llevado hasta allí. Como la corriente arrastra al pedazo hasta su el lecho de su muerte y consumo eterno.

Volvemos a chicago Natalia y yo, y ya no tenemos ninguna utilidad para nadie. No por ello nos sentimos mal. Ya no tenemos ninguna fuerza para preocuparnos. Aquí henos, henos aquí, en este vehículo destartalado, perdidos en una carretera en medio de la nada, dejando que nuestras manos nos guíen, tratando de desatender a nuestro destino, si bien sabemos en donde vamos acabar cayendo rendidos. Sea como hojas otoñales, sea como náufragos perdidos.

Vamos a volver al principio, donde todo empezó. Retornaremos a Chicago, allí donde yo empecé a conocerla, y ella empezó a conocerme a mí. Volvemos al mismo lugar, como vuelven los perros viejos y cansados.

¿Nunca has tenido una sensación así?

No comments: