Tuesday, November 06, 2007

Esquela 110: Buenas maneras

Fregar los platos y sentir el sol en la cara, denunciar lo tóxico de según qué desinfectantes. El olor a amoniaco en pleno invierno, y esos cielos tan característicos de esta etapa: parece que por mucha luz que haya durante el día, una tela de papel cebolla lo cubra todo.

Es un sol cansado.

Hoy me da por pensar en cosas muy tontas.

Tengo minutos por delante, y facturas que enviar. tengo visitas programadas, tengo que comprar café y limpiar las mesas. Tengo que enfrentarme a la cajera del supermercado, y a las suegras que ocasionalmente coinciden conmigo en el ascensor. A veces hay suerte. Una menuda anciana de sonrisa entrañable se vuelve loca de felicidad si le abres la puerta y le sigues la conversación lo que dura el trayecto hasta el décimo piso.

"qué jodido está el mundo", me digo. "Esto es cuestión de respeto, no puede ser que alguien valore tanto el mirarle a la cara". Supongo que nos estamos desacostumbrando de los buenos modales.

Vemos a los niños corretear, a las abuelas charlar... y nos creemos que por no estar en ninguno de esos grupos, somos inmortales. Que estamos por encima. A mi me parece fatal. A veces, cuando los viejos nos hablan, damos por sentado que nos esta diciendo alguna tontería. No les prestamos atención de antemano. Creo que se les podría dar una oportunidad.

En clase de música, me siento en la fila de los viejos. Me molesta queellos mismos me miren con tanto asombro cuando les hablo, les platico y les río las bromas. Y no me enfado con ellos. me enfado con esta sociedad, que se encarga de hacer dar por sentado a la gran mayoría e la gente que mi comportamiento es extraño, y que debería estar en la última fila con los de mi edad haciendo el loko. Eso en una clase de música no lo pienso hacer. Ya tengo el resto de la semana.

Y lo mejor de todo, es que la abuela a la que he abierto la puerta y acompañado en el ascensor, me ha obsequiado con cosas extrañas que aún ahora siguen revoloteando en mi corazón.

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