De mi codiciada Calafell; De todas las que creyeron que las
iba a esperar. De todas las que no me dieron una oportunidad, de todas las que
no quisieron escuchar, de las que no estaban en el lugar donde creían estar, a
todas ellas, les canto la canción de la lluvia que pronto caerá y se mezclará
con la tierra. El florecer de esa humedad, no se va a encontrar en ningún otro
lugar.
No hubo tiempo ni tampoco hubo manera. No había otra forma.
Debía ser así.
Todo, cada cosa, a su momento, en su lugar. Todo dispuesto
para abrasarme y helarme. Todo dispuesto para resbalar por mi cuerpo. Tú,
también estás donde debes estar y me caes como me debes caer. Ni se me pasó por
la cabeza perder más tiempo del que debía tratando de cambiar nuestros caminos.
Vamos a seguir caminando, cada uno en su dirección. Y si sientes pena de lo que
pudo haber sido, quizá es que la derrota te colocó de la mejor forma para
afrontar cualquier otra victoria.
No comments:
Post a Comment