Tuesday, February 24, 2009

Esquela 225: Donde había

Si pierdo el miedo,
O si lo gano.

Si lo pierdo, me enfrento a cosas que apestan sin filtro alguno.
Ahora mismo, siento muchísima rabia, y me quiero quitar a las personas de alrededor igual que lo haría cualquier vaca sagrada, ayudándose de su rabo.

¿Porqué a veces no se puede estar tranquilo sin tener que dar explicaciones?

Por favor, cállate! te he dicho que te calles, montón de mierda. Qué pesado eres!

Las cosas no van tan bien como deberían estar yendo.
El día a día se solidifica.

La espina dorsal pierde progresivamente la potestad atribuída.

Algo, sin embargo, que persiste en mi cabeza, es la cascada con vegetación a los lados. La vidriera frontal. ¿Es un centro comercial? ¿es una casa? Hay una bóveda, también de cristal, que recubre l que ahora ya es un lago interior. No sé si artifical o natural.

El sonido del agua cayendo, retumba. El sonido habla más que cualquier otra imagen de aquél lugar. Es lo más característico. No hay olores.

Encerrado allí, toda la vida,a solas con un televisor y toda la serie de MacGuiver entera y por ver.
Y cada vez que veo un capítulo, retengo la sensación de emoción en la memoria, pero olvido el argumento.

Soy eternamente feliz.

Ya no tengo tiempo para sumergirme en mí mismo. No tengo a mi alrededor la tranquilidad necesaria para escrutarme. ¿es eso? ¿ o esque ya no hay nada que escrutar?

Demasiados compromisos he ido adquiriendo con demasiadas personas. Tantos que se convierten en una red que detiene mi plácida caída al vacío. Al vacío en donde se supone que me debería reencontrar realmente.

Solo interlocutores puntuales como el mar, el sol o la nocturna callejuela prometen ser un atajo sencillo hacia lo que antes se encontraba delante de cualquier avenida de mi vida. En cualquier lugar, habitación y momento.

Esa abstracción, esa permanente abyección, ese sumirse, recogerse, retirarse,

Ese hueco que tiene el don de ser hueco por no haberlo elegido.
Ese lugar en donde no había llegado nada. Eso que era lo que era solo por lo que a su alrededor había.
Eso que no tenía ningún nombre ni ninguna historia. Ese vacío tan original de vacío. Ese que fue el que más fue por no ser nada.

Allí caía a veces yo, hace ya mucho, mucho tiempo.

En la parte de corazón de niño.

1 comment:

Carla said...

El miedo al papel higiénico.
En el aparcamiento, con las bebidas, todo parece de cristal.
Me hiciste pensar, con aquellos de los jóvenes de la depresión. del Crash...
quién nos lo diría, en aquella clase de economía de empresa. con Manel el gordito del pelo gris.
En fin,
Que voy a hacer un touchdown.