Wednesday, February 11, 2009

Esquela 222: No sé por dónde voy

Ladrillos se amontonan y sueltan polvo.

Los bares cierran. Es tarde.

Interrogantes invertidos en forma de mujer apoyada en un sofá.

Las acciones más sencillas suelen ser las más significativas.

Después viene el momento del bar y las risas. Las cervezas vuelan y se difumina el color del ambiente. Se hace tarde, unos decidimos beber un poco más, tomaré un carajillo para activar el cuerpo. Hay veces que llueve, pero nos da igual. Salimos en busca de no sé qué. Salimos como si fuéramos a pescar un premio que no sabemos si está.

Las noches nos apremian. Tienen nombre, cara y ojos. Nos acusan. Nos piden que nos demos prisa. A veces me angustio de tanto salir, pero al final llega el día en que te dices que lo hiciste bien.

Quemo etapas como cerillas baratas. Ya pasó aquello de quedarse en casa. Ya pasó aquello de querer estabilizarme. Me he dad cuenta de que mis músculos pueden resistir un poco más. Voy a prostituir mi cuerpo junto con mi alma.

Yo soy de los que salen noche sí, noche también. es difícil encontrar un rumbo para cada noche. Quizá salimos por eso, para buscar nuestro rumbo. El rumbo se debía elegir antes de buscarlo, me dicen. Pero somos balas perdidas.

Algunos se va a casa, dicen estar cansados, pero qué coño, yo también lo estoy. Esque estar cansado es pecado? La calle está hecha para la gente impura, sí. Y qué? Los domingos está para algo. Aunque muchas veces quisiéramos que tuvieran más de 24 horas.

El mundo está lleno de gente deprimente, gente como yo. Pero hay otros que son todavía peores. Los que creen que los dragones existen, los que se niegan a afrontar la realidad. Los asociales. los oscuros. Aquellos que tocan los cojones por su inoperancia en el contexto público.

Me ponen muy nervioso.

Salgo de cervezas, llueve. Voy a la discoteca. Bailo, me cargo los pulmones. El abrigo está tan chopado como las bambas. Todo calado. Los mocos en la garganta, los deberes aún por hacer. Logro reunir toda la mierda en un solo punto de la cabeza, pero no la puedo hacer desaparecer. No sé como me siento. Supongo que triste por no ser capaz de sentirme triste. O feliz por seguir bailando al son de la música al sentirme triste.

Todo lo demás se reune en un lugar. todo lo que apesta se amontona en una parte del cerebro, pero nunca desaparece. Nunca desaparece.

Después, la única cereza vuelve a ser la de siempre: el lunes pondrá las cosas en su lugar.

Volveremos a pasear por los bancos, pensar en tu interrogante invertido, en los planes quinquenales, volveremos a decir " a ver si sacamos un ueco para la cerveza", volveremos a saltarnos piscina, a soñar con largos trayectos en coche mientras atardece en el virtuosamente eterno y tuyo, cielo.

¿Tiraremos con arco? Te da por preguntarte. ¿volveremos a tirar con arco?

Ojalá tuviera de nuevo es a visión tan plana, tan limpia, tan afilada.
Después solo somos capaces de reírnos de las tonterías que dicen los niños.

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