Esquela 160 II: Del amor a la vida I, y de esta a la 2

Decir todavía = Malgastar tiempo

La wireless hasta ahora no había causado ningún daño a nadie. Si ibas por la calle, te sentías fuerte y no temías que nada malo pudiera suceder, a pesar de estar, hoy en día, rodeado de ordenadores y redes de datos inhalámbricas.
Tenías tiempo para enamorarte, para ir en bicicleta, para escribir y para sentir tu propia existencia.

Hace poco, sin embargo, han revelado que el estado humano es un preámbulo hacia la vida eterna. Es algo que ya se comentaba, pero hasta ahora, el único sustento de esta teoría residía en la fe. A día de hoy, tenemos informaciones basadas en lo empírico, que demuestran que al morir, en realidad entramos en la fase más importante del proceso del alma.

La publicación de estos informes coinciden, por otra parte, con la aparición, mediante un estudio paralelo, que prueba que las redes wireless de internet desgastan el alma. Para entendernos, diremos que la wireless provoca cáncer de espíritu.

Es algo que no se aprecia en esta vida, pero que pasa factura, y de qué manera, en la siguiente.

Evidentemente, desde que se ha sabido todo esto, se ha pasado al bluetooth y al cable de banda ancha clásico.

De todos modos, se ha causado ya un daño irreparable a la gran mayoría de la población humana, que ha estado sometida durante años, a los efectos de la red inhalámbrica.


pero, ¿cuales son las consecuencias reales del sometimiento directo al wireless?

Para empezar, los datos acerca de la concepción y emoción en la vida siguiente, son escasos. Pero en una primera aproximación comunicacional con entes de la vida venidera, estos nos han advertido que es como si andaras mutilado, como si te faltara algo muy importante. Dicen que no es como perder una extremidad, si no que es como perder un órgano vital, pero sin poder morir en paz. Es como si siempre te latiera el corazón por última vez, o siempre gestionaras la última bocanada de aire, es toda una putada, vaya.

La gente de este mundo no sabe cómo tomárselo todavía. hay miedo, pero nadie se quiere suicidar. Nadie quiere morir, porque sabe que lo que va a venir después es una agonía eterna. Todos hemos estado sometidos a ello.

me parece curioso pensar que podía haber algo peor que morir. Ahora lo entiendo.hay un miedo mayor que el que hasta ahora había experimentado. Consiste en la certeza de una eternidad fatal.

Escribiría un ensayo acerca de reacciones y preparación de la población mundial para este final único e imposible de sortear. Pero el miedo me paraliza las manos. Deberíais vernos. Si antes no sabíamos cómo tomarnos esto de la vida, imaginaos ahora.