Tenemos poco tiempo hasta
llegar a donde sea. Siempre hay poco tiempo Incluso cuando bailas como un puto
romeo, hay poco tiempo. A veces hay dos columnas donde creías que tan solo
había una. A veces tratas de cazar un solo instante. Quizás cuando se cruza tu
mirada con la de alguien que te importa. Lanzas tus brazos hacia no sabes dónde.
Procuras congelar el aire. El miedo te invade mientras tanto. Ojalá fuera todo
un poco más sencillo, ojalá pudiera dedicarte todo el tiempo de mi vida. Ojalá
hubiera una vida para cada una de mis pasiones.
Otros hablan. A otros les
gusta hablar. Yo soy más de conducir; enfilar tus curvas sin que nadie me
pregunte. No hace falta decir que me puedo despeñar en cualquier momento. No va
a servir de nada. Nadie me va a rescatar. En un día gris y tapado, solo quiero
alargar los vacías que hay en mis charlas con ella. Mientras la lluvia cae y el
mundo rueda sin rechistar, yo izo la bandera blanca, clavando su base en tu
isla. Podría pasarme aquí toda la vida.
Podría dejare llevar por el sonido de tus olas. Es el único rumor de tu
alma. Aquí no llegan las estupideces de los demás. Me di cuenta un domingo, que
es cuando más se desnuda el alma. Con frecuencia me rodeo de necios.
***
Penetro en tu interior a través del humo de tus cigarrillos. Te entrego toda mi nada, que es mi parte
más importante. Los predicadores siguen en la calle gritando. Los camiones de
la basura rugen, y aquí solo llega su sonido amortiguado. Se te ocurre mirarme.
Y a día de hoy aun no sé qué es lo que pretendes ver. Ni siquiera yo sé si soy
un reflejo de mi mismo. Las preguntas se entremezclan con el propio paquete de
tabaco, el tiempo se enhebra junto con el puto cenicero que hay encima de la
mesita de noche. Me cago en todo porque hoy no hay nada que no duela.
No comments:
Post a Comment