Friday, May 30, 2014

Bujcándoh

En la factoría de la vida, abrumado por la luz que entra en esta habitación de cuatro paredes. Todo limpio y clínico. Por suerte hay una ventana desde la cual entran potentes haces de luz natural. Paseo descalzo sobre una superficie que no es exactamente parqué. Es una suerte de material sintético, plasticoso. Los días de lluvia que he vivido con anterioridad, sucumben ante este tap tap.
El arte de mantenerse estancado en esta vida que retrocede, el arte de mantenerse inmóvil pese a los latigazos de la masa social, pese a la corriente, el cauce del maisntream, siempre me ha interesado. De pico en pico me muevo si me muevo. En este lugar donde me hallo, esta atalaya que yo me he creído, no tengo rabo. Carezco de polla. De muñequito. Más bien carezco de huevos. El deseo sexual fue fraguado y sometido años atrás. Empiezo a entender lo que ser un espectador sin instintos en la espalda. Ahora me acerco más a la zona muerta del río, allí en donde el agua se vicia y permanece pervertida, corrupta. Esa zona, por mal que suene ahora que la describo, es la zona sana. La zona libre de terror humano.
Lo que menos me duele de ser de carne y hueso, son mis recuerdos. Todo lo demás, hiede y se clava. El don de la memoria es lo que me mantiene cuerdo y ocioso. Mezclo grandes sensaciones. No sé quién o qué me las ha regalado. No retengo las fuentes, solo el flujo que baña mi cuerpo. Ah, sí, quería aprovechar para dar las gracias a toda aquella gente a la que nunca se la he dado. Toda aquella que me aportó en forma de puñal alguna vivencia. Hay momentos que ganan con el tiempo, memorias que se convierten en leyendas particulares. Por eso, desde aquí, Toni Doblas, gracias.  Evaristo Benitez, gracias. Jordi (el desojado- tuerto perro de Nicolasa) gracias. Albert (mi mejor amigo de la infancia de Calafell, que a día de hoy dudo de si era real), gracias. Gracias malón, que te he escrito tan poco para lo mucho que me has dado. Gracias,…

Si miro atrás no sé por dónde empezar. A otros les invadiría el desasosiego al no tener sus recuerdos bien organizados y clasificados en soportes visuales o audiovisuales.  A  mí me da igual. Todos al final nos vamos a morir,  y no me importan tanto las fotos como el dolor de mi propio corazón, como al sensación, mera sensación de saber que he buscado. He pasado la vida entera buscando ( me lleno la boca diciéndolo) BUJCÁNDOH.

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