Wednesday, May 21, 2014

Desasosiego al fin

Zeppelines que pasan a engrosar la lista del paro. Edificios que se desmoronan sobre el fisco. Corazones con sobrecarga eléctrica y poca, muy poca pasión. La vida pasa y son pocos los bosques por los que se cuele la música bendita. Son pocos los muelles colmados de hollín donde quedó desgajada mi nostalgia. Tirada como un perro muerto.  Hay pocos lugares donde ir a recoger ese amasijo de mí, de lo que fui en un lugar en donde nunca existí. Los balazos en los muros, las pintadas de los rebeldes, la incomodidad del calzón sucio, el frío húmedo golpeándome en los huesos, lavarme los dientes en el lavabo de un bar sin que diligentes  y regentes del Reino Unido caigan en la cuenta. Las borracheras con alcohol barato, el luchar por cada penique, y los largos paseos con la mierda asomando, con el aguijón fuera. No puedes cagar en cualquier lado. Tienes que encontrar TU BAR.

Esas cosas, además de los fish and chips, retienen más parte de mí de la que creía. Ese mal olor, esa guarrería inherente a todos los habitantes de esas islas, esa suciedad incluso para con sus hijos, y después esa forma de protegerlos.

¿A dónde vas, mundo loco, y a dónde voy yo encima de ti? Debe ser que todo me importa muy poco, pero un poco más que a los demás.

El otro día, el borracho de la cola del Inem cantaba su canción favorita. Lucía su camisa favorita, aquella bañada en esa mezcla de mugre, alcohol y sudor.. La letra de la canción decía así:

“I’ve got the feeling somebody is watching me”.

No creo en las señales, pero sí que me impactan sobremanera las frases lapidarias. Y esa, a pesar de no serlo, me impactó como si lo hubiera sido. Fuertemente sido.  A día de hoy, sigue vigente en mi corazón. Quizás alguien nos observe, dejándonos morir, riéndose de lo ridículos que somos.


Me cago en las putas fuerzas israelíes. Me cago en todas ellas. Me cago en todos aquellos que nos llevan de cabeza, esto es en el 95% de la raza humana. Me cago en los soldados que matan a estudiantes inocentes como si se tratara de un simple juego de puntería. Me cago en el ojo por ojo diente por diente que tanta gente predica y que acaba siempre siendo más de un ojo por ojo y más de un diente por un diente. Desde luego que nos merecemos lo que nos pasa. Desde luego que somos nuestra propia condena. Veo como matan a estudiantes palestinos y me avergüenzo de compartir el mismo genoma que quienes aprietan el gatillo. Me cago en la puta derecha española y en su manera de mentir y me cago más en los que se lo creen, en los que les votan y en los que no votan. Me cago en la ciudadanía, que se queja y se victimiza a si misma sin poder aceptar que nadie, absolutamente nadie la azuce y le diga lo gilipollas que es. Somos un puto problema sin solución: Cuando alguien pasa la barrera social para convertirse en líder, los mismos que lo han levantado lo machacan. Somos demasiados y la gran mayoría debemos desaparecer. Me cago en esta puta sociedad individualista donde la gente no sabe ver más que sus problemas propios, y no sabe entender la asociación directa que hay entre los valores que nos inculcan en nuestra escuela, en nuestra puta habitación, y las guerras que después matan a millones de personas. Sé que no digo nada nuevo, pero es que la raza humana lo ofrece, tampoco. No ofrece nada nuevo. Solo gente que se alimenta mejor con la puta comida orgánica, que es comida para ricos, gente que se cree que es justa con el planeta solo por comer lechuga sin pesticidas y por hacer yoga, pero que después está igual de integrada en el sistema, con sus seguros de vida, con sus estudios en universidades privadas, con sus coches a gasolina… Hay tantísimo ruido, tanta hipocresía y tan poca genuinidad…  Todos giramos entorno a lo mismo. Hay que eliminar la casta política, hay que borrar del mapa esta gran broma. Hay que jugarse la vida para derrumbar a los iluminati y a las empresas, los grandes lobbys son el origen. Hay que descabezarlos. Todos vemos venir la tragedia pero nunca nadie hace nada, porque todos tenemos la esperanza de estar ya muertos para cuando el fin del mundo sobrevenga. Todos esos políticos barrigudos de 60 o 70 años, te crees que a ellos les importas? Te crees que lo hacen por vocación? Y una mierda para ti. Somos el colmo de los colmos. Somos nuestro propio cáncer. Somos caníbales y lo que más poder tienen ya están preparando su plan de supervivencia. Porque eso es a estas alturas ya más práctico y realista que tratar de arreglar el daño hecho.  La mecha está prendida, y solo esperamos a que todo estalle para cuando nosotros seamos polvo.

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