Tiene la mente seca y arrugada, tiene la
cabeza como una esponja al sol, tu cerebro es ya solo filamento, hojas de
otoño, nada que pueda dar mucho más que hablar. Mis botas. Míralas, mis botas,
siempre allí, raiéndose, permíteme decirlo, de raídas. LA fiesta en el pueblo y
mi cabeza seca, sin embargo retengo buenos recuerdos, dios lo sabe. Hasta ahora
nunca me había arrepentido de perder el tiempo. Es ahora cuando la cosa
empieza. Por eso he de bajar, ir al sur de los asuntos. Mimética de la polla.
Lo dicen y lo decimos. En el trabajo, en la intimidad, en el traspaso social,
lograr ser uno mismo. El mérito está ahí. Vomitas y te duele la cabeza, y todo
te la suda. Es cuando más vivo te sientes. Cuando no tienes nada que ocultar.
Porque cuando no escondes nada, vuelas. Me ha pasado alguna vez. He sentido
cómo se abrían mis alas, como, se me ensanchaba el torso y entraba el aire por
mis fosas, he notado como el pecho se hinchaba. Es entonces cuando te miran con
respeto. Y te ves bonito. Es entonces cuando dices “coño, merece la pena estar
aquí después de todo”. Cuando te
descargas de todo lo que te ha enseñado el sistema.
Sería genial ser un animal con cabeza. Pero
por desgracia sólo soy un hombre.
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