Pienso que tener tatuajes no es demasiado importante. Pienso
que lo llevo todo dentro, pienso que no tengo imitación posible, pienso que
todo lo que sea adicional a mi forma de caminar, se me clava por la espalda, se
me clava por la espalda y me rompe. Siempre con las caras sonrientes alrededor. Cuesta saber
quién está de tu lado, quién te habla enserio,q uien te respeta o quien busca
sencillamente algo que va más allá del fin que eres como persona. Puede pasar.
Yo también obré así, también caminé por las avenidas de NY deseando
desaparecer, eligiendo el desenlace más barato; como el final del best seller
más adecuado al momento en que vivimos. Yo también fui como los demás esperaran
que fuera. Aún hoy lo sigo siendo. Pero ya estoy de vuelta, cansado de brindar
palabras para los demás, ahora suelo encontrar el verdadero placer de la
existencia en mis propias contradicciones, en la diferencia entre lo que soy
naturalmente y lo que mi alrededor es, ya no sé si natural o artificalmente. Me
coloco en el balcón, te pido que me acompañes. Nos inclinamos los dos levemente
para observar un poco más sobre el ángulo muerto que oculta lo que yace
directamente bajo nosotros. LA vida es así, a menudo. Te inclinas de un modo
extraño y es entonces cuando ves un poco más allá. Pero nunca puedes
desentrañar el misterio. A no ser que lo pagues con la muerte.
Mientras tanto, los coches, ya lo sabes, siguen pasando por
la avenida, y aquí, desde el callejón, los ves durante tan poco tiempo, hay tan
poco campo de visión, que parecen bolas de fuego brillantes.
Si hay algún camino de verdad, no creo que lleve al cielo.
Sencillamente lleva al mar.
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