El amor se me encarama a la espalda y me
hace dudar, me hace dudar permanentemente, y las trompetas siguen sonando,
retumbando en mis oídos; El eco de mis
pasos rebota en mi cabeza insistentemente, trato de tomar aire con las
esperanza de que algo nuevo entre en mí, algo nuevo en lo que fijarme, algo
nuevo que sentir; pero no sucede. Quizás el aire de mi alrededor está tan
viciado como el circuito cíclico que recorro neuronalmente cada vez que trato
de buscar una salida tangente a todas esas caras, ese desazón, ese vacío…
Vamos pasando, como bueyes cansados pero
nerviosos, por los cercos estrechos sólo porque los que caminaban delante de
nosotros decidieron que ese era el camino. Y siempre, siempre acabo escribiendo
y reescribiendo lo mismo; Será porque llego al oscuro de los corazones, a la
materia gris, a lo indivisible, o mejor dicho, a lo que no se nos permite
dividir pero claro que puede ser dividido.
No comments:
Post a Comment