Thursday, November 08, 2012

La democracia perfecta


“Alguna vez”; la mayoría de mis escritos empiezan así, con esas palabras. “Alguna vez”. En realidad eso no significa otra cosa que el hecho de que me predispongo a soñar con una intensidad un poco mayor de la habital. Tengo cosas que hacer; Darme de baja del seguro de los cojones, comprar un cable MIDI para el teclado; colgar el anuncio de la habitación, mirar algún amplificador de voz y acústica… y algo más habrá; Quizás acostarme con esa vieja amiga; tan sólo por el ansia de seguir buscando historias en donde no las hay, por intentar hacer el dibujo de lo que debería ser mi película; tan solo por no morirme sin hacerlo; Quizás por su culo tan redondo y erguido, tan prominente y rígido; por sus piernas tan esbeltas, con las articulaciones perfectamente marcadas; esa piel tan tersa y firme, quizás por ser excompañera de instituto.

Cada uno llora a su manera. Cuando llega el fin de semana cada uno llora a su manera; unos necesitan compañía para hacerlo, otros preferimos la soledad; no hay nadie que nos pueda entender. Nadie puede entender a nadie, pero solo los que lloramos en la soledad nos atrevemos a lanzar al cielo este pensamiento. Morimos solos por acompañados que estemos, pero eso no nos priva de dejar este mundo con una sonrisa. Porque no tenemos a nadie, menos al los recuerdos. Los recuerdos llegan a ser alguien, pues el presente no existe, este es tanoslo la visagra entre el pasado y el futuro. La gente no existe, solo lo que retenemos de ella en nuestra memoria. Por eso, en el momento de la muerte, cuando el futuro que siempre hemos conocido ya no se percibe, no te queda nada ni nadie. Solo tus recuerdos, que pueden ser personas o pueden ser como personas pero estar formados de paisajes y sensaciones. Algunos llaman a esa sensación dios. Otros preferimos llamarlo nostalgia, qué más da, si todos nos hallamos de la misma manera frente al precipicio. Sí, el momento de la muerte es lo más democrático que vamos a conocer nunca; Ahí estamos todos, desnudos, viejos y ajados ante la nada. Con el mismo miedo en la conciencia. Solo hubo un momento parecido a este, fue al nacer; pero eso fue el después de. Esto es el antes de.

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