Si pongo todas mis fuerzas en ello aún logro encontrar un recoveco de paz en mi interior- un recoveco al que, ahora que doy con él, le pido que se centre en la Arabia menos fanática. "todo es gracias a esta música", me justifico.
Es la entrada o la salida. Es solo una llamada a la calma a pesar de lo testarudo del ritmo. A veces las palabras no parecen bien colocadas, a menudo las barreras culturales se quedan, en el peor de los casos, en eso; en "barreras culturales". En palabras muertas en el campo de batalla.
Yo opino que hay cosas detrás de la marea que es la cultura descrita en grafía. Está el avance, más que otra cosa. Una cultura que se mira a sí misma desde fuera, está condenada a progresar y a ser dinámica, a no dejar de evolucionar, a no poderse describir; porque si te paras a pensarlo, cuando logras dibujar la cultura, esta ya hace rato que ha cambiado.
Como una serpiente que se retuerce permanentemente.
Temo lo eternamente estático, y si existo, existo para dejarme llevar por las nuevas corrientes. Este pensamiento tan aparentemente fátuo; tan sencillo de compartir a primera vista, entraña en realidad un gran ejercicio que al final es dificl de asumir por la gran mayoría de personas. Yo también a veces temo los giros. Todos sabemos que el mundo podría ser mejor. Pero tememos ser los primeros en dar el paso. Esto es lo que hay. Pero aborrezco al hipocrita que se apropia de pensamientos tan aparentemente sencillos de compartir; Los prejuicios crecen tansolo con el paso del tiempo. Si solo esperamos, estos se hacen mayores. es su naturaleza. Es importante estar permanentemente en contacto con los extremos de nuestras paredes; palparlas e intentar destruirlas. Cada día que pasa, pensar en ello. Un ejercicio de pura constancia que al final trae el regalo de sentirse bien mientras se vive.
Puede hacerse a cualquier edad; eso de decirse "qué hay de nuevo en el mundo"; a veces una sola charla es suficiente para tener vértigo de todo lo que había ahí abajo y hasta ahora no había visto. Me gusta sentir eso a veces; al final, después de la etapa de los videojuegos, del sexo incluso, sobreviene el hastío como ley. La única manera de mantener siempre la referencia de la vida practicamente pura es la última charla; siempre la última charla con todos los sentidos despiertos.
Lo que más temo es que mi cerebro fallezca antes que mi cuerpo. Ni la soledad ni pollas. Solo temo existir para los demás sin existir para mí.
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