Thursday, November 19, 2009

Esquela 291: Me paso el testigo

Corriendo entre macizos que no son macizos de roca ni nada de eso. Solo son montones de algo. De qué? porqué tienes que saber de qué? solo son montones. Ahí voy dibujando una parábola que calculé la última vez que fui enormemente feliz. He de chocar contra el final del cielo y la tierra. justo en donde el sol se despereza. Voy directo; he apuntado. Y durante el camino, veo las tierras que he pisado siendo un trozo de gente más. Veo los edificios que se levantaron enfrente de mi lugar favorito y sagrado.

La cosa que más me cuesta explicar es la que me hace sentir más feliz. Por eso, aquél lugar sigue siendo el mejor del mundo; por eso me permito aconsejarme. Si me encuentro jodido puedo ir a un lugar en donde por muchas barreras de cemento que levanten alrededor seguiré paladeando el placer de existir. La mezcla de los recuerdos con el presente sin el futuro en frente.

Los políticos se pasan la vida hablando de problemas; pero a la vez dicen que este mundo es precioso y que no hace falta cambiar los fundamentos. Curiosos hijos de puta, los políticos. Me la sudan todos; Si me encuentro mal voy a ir a un lugar que no se puede soñar de tan sencillo que es. si me noto triste me remojaré en cloro. Si decaigo, si decaigo, solo he de dar una vuelta por los huertos adyacentes y visitar las construcciones que armanlos payeses y de las cuales desconozco el nombre. Puedo jugar a tenis, o ver cómo juegan, puedo pasear por la playa, con o sin bambas, puedo entrar en cualquier bar, puedo pasarme el testigo. Eso es, puedo pasarme el testigo.

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