Thursday, April 09, 2009

Esquela 231: Lo que me gustaría que fuese

Cuando hablo de ello, me avergüenzo, me avergüenzo de nuevo.

Pero un poco más rápido que ayer.

Y lo que empieza rápido y sigue desarrollándose rápidamente, acaba rápido.

Zapatero y su controvertida ley exaltaron el panorama político contemporáneo.

"Establezcamos una nueva variable para los presupuestos del estado de este año: Cuantos más suicidios haya en una ciudad, mayor será el índice de ayudas económicas que destinaremos a ese lugar. Las emplearemos en todo tipo de infraestructuras. Esta nueva ley se añadira como un factor más a la hora de designar las cantidades de recursos, pero no dejaremos de lado los anteriores elementos que vienen definiendo el reparto de bienes entre autonomías."

En Barcelona se suicidaba mucha gente por aquél entonces tirándose a las vías de la línea tres.

Recuerdo con especial simpatía, por no decir ira, aquél día en que me presenté en la estación de canyelles cargado con cinco botellas de wiskhy y el ordenador portátil . Un nuevo hijo de puta había saltado a las vías y se había matado, por lo que los coche restarían detenidos durante, almenos, 25 minutos.

Claro, tenían que recoger los pedazos de ese desgraciado, distintas masas informes que habían poblado varios metros de vía. Me cago en ese puto desgraciado.

Obviamente fui a pie de canyelles a Llucmajor, línea amarilla.

Llegué a casa puteado por enésima vez.

¿Qué podía hacer zapatero por mí?

Su gobierno se desgastaba, su equipo me había decepcionado. Catalunya no tenía la atención que merecía, y lo que más me irritaba era que Andalucía, siempre a la estela de nuestra comunidad, ahora se erigía como el máximo representante de la identidad autonómica. Y a la España central le gustaba identificar como máximo reprensentante de la periferia a una comunidad como la sureña., claro, sus aspiraciones eran mucho más fáciles de gobernar que las catalanas. Así, por una parte, el centro daba por satisfechas las aspiraciones nacionales de la periferia alegando que hacía todo lo que pedía en este caso Andalucía (una comunidad que no tiene ni idea de orgullos heridos), y por otra se aseguraba que catalunya tuviera un límite muy marcado de exigencias: todo lo que Andalucía no pidiera, no se le daría a los catalanes.

Vaya mierda.


Pero Zapatero era guay, y además, del Barça, y se sacó esta ley de la manga, y ahora las ciudades con alto índice de suicidios se benefician. Barcelona es una de estas ciudades. Ahora ya no hay suicidios, porque la gente vive con mejores recursos y los fondos ganados después de esta nueva medida, el gobierno catalán los aplica perfectamente a nivel social, fomentando la integración de las capas marginales, que a la vez son las más proclives a lanzarse a las vías.

Ahora en catalunya se vive tan bien que ya no hay casi suicidios, por ese motivo, se trata de una ley que equilibra el estado de la autonomías a través de un indicador objetivo y empírico: las muertes de los desgraciados que se tiran a las vías del tren.

Y además, yo ya no llego tarde a los sitios.

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