Thursday, September 27, 2007

Esquela 95: Se me acumula el alma cuando la veo

Cada día que pasa, ella está allí. Forma parte ya de la boca de metro. Se debiera llamar Candela, luciera así su nombre a juego con lo que me inspira, que no es otra cosa que sexo desbocado y casi descarnado. Sin embargo es algo más que eso. Cada vez que me meto en la boca, antes he de pasar por delante de ella, y ella me da un periódico. a veces me dice buenos días, otras veces soy yo quien saluda primero. Solo hay una diferencia. Ella, cuando me habla, me mira y me desnuda, me dice que le gustaría apoyarse en una mesa para abrir con más facilidad sus piernas mientras la penetro, o ayudarse de cualquier otro elemento del mobiliario que aparece por arte de magia en mi cabeza. Yo, cuando le hablo, no la miro y callo.

Ella no es solo ese sexo de chupar dedos y arañar espaldas. También es tristeza. Es sencillamente un llanto desde unos ojos de agua azules rodeados de una sombra más lacónica que negra. Su piel es blanca, y a pesar de nunca en la realidad haberla visto derramar una sola lágrima, ya la veo con el rimel corrido.

Entrar en ella, debe ser como entender los secretos más horribles de la tierra; que no somos nada (más que nadie) por ejempo, o, que si somos algo, solo somos algo que cae o se desvanece, algo que se hunde en la espesura de un agua inconcebiblemente espesa, en un lodo de lamentos, en una garganta angustiada, en una lángida desidia de potra drogada.

Ella es dolor puro, y por eso es tan bella. Probablemente ni lo sepa, atuendada con su gorra roja y sus tacones de puta barata. Posiblemente sea tonta perdida y nunca encuentre la oportunidad para crecer, o sencillamente la deje pasar. Quizá sea mucho más feliz que yo. Ella es toda una lanzadera de sexo en estado puro, de vida en definitiva, de un puñado de principales propósitos recubiertos de callejuela y bar de noche, de vecindarios de escalera, de turnos para limpiar la portería, de leves eructos de los borrachos parroquianos de siempre, ella... ella es un atajo de niños compitiendo por decirse "hijo de puta" lo más alto posible, ella es llanto así, y lo lleva dentro, como un paisaje lleva la belleza de ser agreste y yermo, como un castillo porta en el lastre de sus batallas y sus ajadas piedras un recuerdo fascinante para los Nosotros, los que soñamos para y por un tiempo que ya pasó, que ya pasó, que ya pasó, que ya pasó...


Ella es así... es un escrito trágico y carne para comer a la vez.

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