Monday, September 17, 2007

Esquela 92: Porque yo lo valgo

En la piscina me sumergía día tras día. Entrenaba muchísimas horas. Hacía un largo tras otro, y a la mínima que flaqueaba, ya tenía el grito de mi entrenador surcando las pequeñas olas que con mis brazadas formaba. Se metía adentro por mi oreja, su grito, y se fundía con la canción que al azar había elegido aquél día para que me acompañara, retumbando en mi cabeza, durante mi acuático calvario.

A menudo, odiaba entrar en aquél mundo azul y frío en donde todo el mundo me superaba ya fuera en edad, ya fuera en velocidad, ya fuera en autoestima. Lo odiaba hasta el punto que le pedía a mi abuelo, que siempre me llevaba hasta la misma puerta del poli en su renault 19, que me leyera algún capítulo de aquél pequeño libro que siempre llevaba en el bolsillo de su rebeca: - Las reses en el arte taurino-.

Solía hablar aquél documento de las ganaderías que hay repartidas por españa, del prestigio de los cuidadores, del respeto de los banderilleros y de la honrada agresión de los picadores.

Yo, para entonces, nadaba. Era un nadador en potencia. Pero nunca me acabó de llamar la atención, todo aquello.

También dibujé, y sin embargo, desde pequeño odié la música. La odié con toda mi fuerza. Ahora aquél elemento relleno de hiel para entonces, es para mi, lo más significativo que tengo alrededor.

Todos nos podemos enamorar y querer a una mujer que postre nuestra inspiración o que la lance por ahí. Pero después de todo, la música se convierte en el fin, en la variable en función de la cual las demás hisorias aparecen y desaparecen de mi existencia.

Porque todos obtenemos el privilegio de querer a algo o a alguien. Pero modelar aquello que puede ser increíblemente suave o áspero, aquello que puede arder de dolor o enfríar de tecnológico,... aquello con lo que apuntas y disparas... eso solo lo puedes conseguir con el arte. Yo ahora me quedo con la música.

A menudo pienso qué es lo que merece la pena. Hay recetas fáciles a las que no pienso hacer feos. Pero, anda, voy a tratar de hacer algo por mi mismo. Voy a interactuar con mi sino, voy a moldear la huella que deje dentro de mi alma, un servidor va a montar su cometa, un servidor se guisará el tocino o hará pipi por sí solo.

Voy a hacer algo por mi mismo. ¡¡Cómo me gusta la gente que hace algo por ella misma!! ¡¡Cómo me gusta quien se quiere demostrar lo que vale! ¡Cómo me gusta el slogan de pantene!

1 comment:

Anonymous said...

Por que tú lo vales. Y siempre estás a la vera del mar. o al menos, siempre es una vez a la semana.
Hoy eres un poco menos marino, hoy eres un poco más dueño de cualquier cosa.