Thursday, September 07, 2006

Esquela 26: La teoria más naturista

Las últimas lágrimas caen de mi cara. Estoy cansado de la lengua española porque solo permite poner como máximo un acento a cada una de sus palabras. Un poco más tarde lo vuelvo a pensar.... y me digo que no está tan mal.

Me pongo a escribir y esta vez no me entristezco demasiado por empezar a olvidar la última chica que ha pasado por mi vecindario. No me entristezco demasiado porque he hecho un ejercicio de precaución muy potente.

Hay quien logra sus metas porque ama el arte. Por amor al arte.

Yo quiero ir de putas, por amor al sexo.

Por amor al sexo, peras, limoneros, naranjos y olor a jazmín en la parte trasera del huerto. Si te sientas en la parte más alta del murillo, bien entrada la tarde, puedes alcanzar a ver la rivera del Guadalquivir, en donde las gitanas se acercan a lavar sus ropas.

La estampa te puede llenar de felicidad sin tú saber bien porqué. Son cosas que no te importa reconocer que amas. Pero si realmente se te eriza el bello estando en el dichoso murillo, si realmente eres capaz de disfrutar del espectáculo que te llena los sentidos... no tienes porqué justificar tu decisión. Puedes ir de putas tranquilo contigo mismo. Porque tú siempre vas a ser el primero, y después vendrán los demás.

Yo quiero ir de putas, por amor al sexo. Quiero dedicarme única y exclusivamente al placer carnal, sin interponer sentimientos. Porque no hay sexo más puro que ese, que es el que no tiene amor.

Por fin te desheredas de toda la magnificencia que te han hablado. Es un ejercicio que logra hacer insignificante la medida humana.

La medida humana, aquella que tanto nos gusta utilizar. Siempre creyéndonos el centro del mundo. Asimilando ser capaces de "lo mejor y lo peor".

Yo quiero ir de putas y con ello llevar a cabo mi particular ejercicio filosófico.

Porque el apego a los nuestros... el amor por las personas... es un defecto que provoca que no sepamos disfrutar con verdadera intensidad de los auténticos placeres.
Y el sexo es uno de ellos. El sexo puro y sin amor.

Discernir entre cada uno de los elementos que conforman el ciclo vital... poder separar las estrías de la vida, y llenarlas de sangre una a una.

Deslindar todos nuestros motivos de felicidad y saborearlos sin entremezclarlos y pervertirlos.

Un abanico de emoción, y un despliegue de impulsos primarios perfectamente catalogados.

Es una pena, el amor lo mancha todo y nos hace imaginar cosas que no existen. Solo nos puede salvar el vino y una vivienda con buenas vistas (rivera del Guadalquivir, por ejemplo).

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